20191008

Nueva crónica del reino - catorceavo episodio






Antes de ir, al día siguiente, 27 de diciembre, en busca de Domingo Varas, vengo de la parte del poeta de Asnières, diré, debo, hoy, enumerar o al menos mencionar los flamboyanes, mirar con atención esas vainitas marrones gigantes, secas, esa variedad de pino, esas pequeñas palmeras, esos ficus, ¿y ese árbol? ¿Es un ciprés?... Una variedad de ciprés dice Manamarie la botánica, después la sábila, después las filudas hojas de la planta de yuca, después la caseta central pintada con una de las variedades del color azul, y la tórtola con antifaz azul del parquecito frente a la casa de mi tía Edith, donde festejaremos el año nuevo. « Al final » digo « ya que no vamos a Máncora tenemos tiempo para regalar, tiempo para tirar al aire, estuve llamando a Domingo pero hay un error, seguro que me equivoqué al anotar por apurado, te propongo que vayamos directamente a preguntar en la Alcaldía » « Et qui c’est Domingo, mon chéri? » « C’est un homme de lettres, c’est le directeur de l’éditoriale financée par la Mairie » digo « je dois récupérer cinq exemplaires d’un livre consacré à César Vallejo dont l’auteur est le poète d’Asnières »
      En la Alcaldía, somos muy bien atendidos por un amabilísimo señor con muletas, me da el número de Domingo, lo llamo al toque, se pone contento, me da cita para el día siguiente… En la Plaza de Armas hay un gran espectáculo de música y danza, también, más allá, de caballos y caballeros, la conduzco a la estatua central, verduzco ser andrógino con antorcha, una alegoría seudo griega, seudo romana de la libertad, y al mini tobogán de mármol donde se resbalaba mi primera infancia, gritando de felicidad, cayendo en los suaves brazos de mi mamá Linda, Boconcita toma fotos y fotos, avanzamos, admiramos el color mostaza de la catedral, los colores azules allá, los colores rojos en la esquina, visitamos una tienda de souvenirs, ahora caminamos por la luz y el calor de la calle Francisco Pizarro, rumbo a la antigua casa donde vivió un niño gordito y reilón, un niño de pelo rebelde aplanado con gomina, que está en kindergarten, en la Escuela Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, con ternito azul marino pantalón corto, camisita blanca, corbatita michi roja, siempre de la mano de mi mamá… « Allí, en el segundo piso, mi mamá tenía una tienda de novios, alquilaba vestidos de novia y de novio, pero también los confeccionaba a medida del cliente, si era preciso, mi mamá fue una gran costurera y estilista » digo « Allí, en esa esquina estaba la inolvidable panadería Marini » sigo diciendo « Y este gran caserón es el local del Partido Aprista, pero vayamos al frente, entremos » Y entramos a la mitología de la infancia, caminamos por el pasadizo rumbo al pasado, y así es, cada vez que vengo a Trujillo, aquí vengo como un peregrino, a la casa de Francisco Pizarro donde perdí mi primera pelota de cuero, acontecimiento verdaderamente traumático, por eso se ha quedado rebotando en la memoria, por eso lo cuento, mi pelota nuevecita cayó en un corralón vacío al que no podíamos entrar, la vimos a través de tablas medio superpuestas, era una pelota marca Player de diesciocho paños color marrón claro brillante, no hubo manera de recuperarla, ma chérie, nadie venía al corralón, y yo desesperadamente triste la miraba todos los días… « et en plus c’est ici que j’ai appris à faire du vélo, et que j’ai eu mon premier vélo, je crois très sérieusement que c’est un grand événement dans une vie! L’apprentissage de l’équilibre sur deux roues! L’apprentissage de l’équilibre tout court! »… Túnel del tiempo memorial, sus luces, su opacidad, su oscuridad, sus reflejos, ah, digo riéndome, y mi mamá quería que yo aprendiera a tocar acordeón, era bien trabajadora y tenía sus ideas al respecto, nunca he conocido a nadie trabajar tanto como ella, full chamba mi mamá, ahora que lo pienso hay millones de mujeres full chamba en el Reino, y todo para el mantenimiento de la especie, como diría el viejo felino germánico, para la preservación de la especie sacrosanta, a mi viejita me acuerdo haberla visto coser desde la madrugada, ella me compró mi primera pelota de cuero, ella tuvo la idea de inscribirme al kindergarten de la famosa Escuela Nuestra Señora del Perpetuo Socorro… ¿Y el acordeón? ¿Por qué no aprendí a tocarlo? ¡Hubiera podido hacer la manga! ¡Cuando me fue mal allá en París con aguacero! ¡En fin!... Me acuerdo del bellísmo instrumento, grande, brillante, ¿y para qué sirven todos esos botoncitos?, pero no recuerdo haberlo tocado, mi papá no estaba de acuerdo, le parecía una idea burguesa, era la corriente de la época, él estaba feliz con el triunfo de la revolución cubana, y además los rusos habían mandado a la famosa perra Laika al espacio sideral, y el Sputnik, y Yuri Gagarin en el espacio… Y seguimos avanzando, de nuevo la calle Francisco Pizarro donde de nuevo pienso en la hermana de mi abuelita, la tía abuela María Rosa, en mis tíos los Capristán, caminamos hasta un parque, sonoros boleros cantineros salen por la boca de una cantina, ¿una cantina? ¡Institución pretérita todavía viva en Trujillo!... En el rico Chimbote me parece que ya desaparecieron, una vez fui a ese local a tomar una chela con mi tío Chevo, esa es una cantina repito entusiasmado, allí sólo van hombres a tomar, a fumar, a jugar cachito, a escuchar esa música que estamos escuchando, y también a pelear, ha cambiado mucho todo esto en cuarenta años, porque cuando yo digo el Perú, me refiero al Reino de hace cuarenta años, ahora todo ha cambiado menos esa cantina, quisiera entrar pero no vamos a entrar, seguro que los borrachos te piropean, ¡qué buenas yucas! ¡Qué piernas tan blancas! ¡Carne blanca aunque sea de chancho! ¡Carne blanca aunque sea de hombre! Y como yo no sé pelear porque nunca me he peleado en la vida, caballero, perfil bajo, para calmar los ánimos digo, ¡Mozo! ¡Otra caja para los señores! ¡Yo pago! Y mis congéneres, agradecidos, me aplauden.
      Actividades importantísimas, capitales, el 28 de diciembre. « ¡Qué gusto! Ustedes son los que vienen de París, ¿no? ¡Pasen! ¡Pasen! » dice la sonrisa de Domingo a las diez de la mañana en su domicilio cerca del óvalo papal, es un ron poin, un rond point, sí, digo, vengo de la parte del poeta de Asnières, pero ya no vivo en París con aguacero, vivimos en el sur, cerca de Marsella » Presentaciones, apretones de mano, efusiones, luego conversamos, principalmente de literatura, de su oficio de docencia, de su ejercio como escritor, de su función en el fondo editorial, yo tengo la suerte, allá en Francia, de estar completamente consagrado al ejercicio de la lectura, de la literatura, de la poesía su raíz, de eso que llamo la letra dura, la letra que dura, tengo una situación de privilegio que me permite leer dos horas por día, y también escribir otras dos, digo, dos horas más bien, tres es mucho, soy más perezozo que el sapo de Rimbaud, y en estos últimos tiempos prefiero leer, pasear por el bosque de Lambesc, hacer compras en el supermercado, pero lo más importante son los paseos por el bosque, sin esos paseos metafísicos puedo asegurar, amigos, que hoy no estuviera escribiendo esto, esto digo de un tirón y veo que Domingo también quisiera disponer de tanto tiempo… Acto, seguido, le obsequio dos libros míos, de poesía o mejor dicho de lo que yo entiendo por poesía, de una poesía a mi medida, inyectada con mi ácido dexóxidorribonucléico… « Vengan más tarde para tomarnos unas cervecitas, también para cenar, voy a llamar a Bethoven Medina, ojalá que pueda venir, después llamamos a Aznarán, está en Trujillo, qué gusto, Miguel » Domingo, o mejor dicho su sonrisa, me obsequia libros, todos de impecable textura y calidad, agradables al tacto y a la vista, el libro también puede ser considerado en su belleza como objeto de potencial contenido estético, o simplemente como objeto, el libro titulado Museum de una joven poeta trujillana, Andrea Cruzado, el libro César Vallejo / Corresponsal de prensa / Antología de crónicas y artículos donde pronto descubriré otro Vallejo, el libro edición extraordinaria / Antología de la poesía en La Libertad (1918-2018) a cargo de Bethoven Medina, nombre predestinado, pienso… « ¡Gracias y hasta más tarde! ¡Te caemos tipo seis! » « ¡Hasta más tarde! » dice la sonrisa de Domingo… ¡Taxi!
    Es bueno regresar a una calle con nombre de fruta del Reino, de pronto de la ceja de selva, con nombre de helado de infancia en el Mercado Modelo de Chimbote, un día como este, el gran día de acontecimientos paralelos, sale mi tía Edith, abre con dos golpes de llave las férreas compuertas del castillo, ¿no podemos ir rapidito al mercado? ¡Pero claro, tía! ¡Vamos al toque! Es que hoy doña Gloria prepara un cebiche de corvina, ya verás, pero faltan los choclos, faltan los camotes, y falta el rocoto sobre todo, vamos y venimos, un ida y vuelta digo, a las doce y media estamos de regreso si no hay problema de tráfico, eso hacemos, Julia ni cuenta se da, aquí estamos con el exquisito material, llega doña Gloria, super cebiche de corvina con cochayuyo, y después chilcano con cochayuyo para de nuevo soñar con serpientes largas, transparentes, durante el cálido sopor de la siesta, mi tía Edith es una sublime cebichera que se saca el sombrero ante al arte de doña Gloria, en el norte al cochayuyo le dicen mococho, exquisitez de exquisiteces el cebichón, nosotros nos chupamos los dedos, Julia también se chupa los dedos, como su trozo de choclo, come su rodaja de camote, pero su paladar feroz extraña la candela del rocoto… ¡Ah! ¡Quién tuviera el genio de don Pablo! ¡Oda al cebiche de corvina! ¡Oda al chilcano o caldillo con la cabeza y la cola de la misma corvina que dio sus ricos filetes pal cebiche! ¡Oda a la corvina, simplemente! « Domingo es un gran conocedor de la lingüística » pienso interpolando « ¡Y qué maravilla llamarse Bethoven! Al final, todo poeta que quiera ir más allá de las palabras, aspira a la música » ¡Oda al cochayuyo o mococho! ¡Oda al rocoto! ¡Oda al choclo! ¡Oda al camote! ¡Oda a la cancha! ¡Oda a la papa! ¡Oda a la chicha! ¡Oda al limoncito del Reino!... Para mi manera de percibir el fenómeno, la poesía sólo puede ser celebratoria, festiva, exhaltante, por eso hablo del ADN, la poesía, como el amor, como el dios, como la amistad, como el mundo, tiene nuestra carátula, caramba, carabina o caracha… Algo de eso hablamos anoche con Domingo y esposa, luego esta y su sobrina preparan una exquista tortilla española con papa de aquí, además estamos muy cerca del óvalo papal digo riendo, de posibilidad de viajes, a Madrid, de posibilidad de vida nueva, vinos van, vinos vienen, hablo por teléfono con el poeta Aznarán, breve evocación de París con aguacero, el poeta Bethoven no puede venir sino tipo once dice Domingo, qué lástima, es muy tarde para nosotros, no quiero, preocupar a mi tía que siempre nos espera, otra vez será… « He leído tus libros prácticamente de un tirón, me han gustado bastante » dice Domingo « ¡Seguimos en contacto! ¡Me saludas al poeta de Asnières! » Salimos contentos, el calorcito de Trujillo disfrazado de oscuridad nos envuelve, ¡taxi! ¡A San Eloy, maestro, calle Las Lúcumas! »… En ese momento, en el taxi de noche, me siento como en un cohete lanzado al espacio sideral, me acuerdo del poeta de Asnières, siempre allá, en París con aguacero, cuando yo estaba malito de la azotea, cuando se me corrió la teja como dicen los colochos, cuando en mi delirio le contaba, mil años después de las fantasías púberes, como un nuevo delirio elíptico de cuarentón, mis aspiraciones al Premio Nobel, aquí estamos, estamos en París hoy sin aguacero, con el poeta y con  el poeta Mario Wong, en un barcito cerca de Châtelet, con vista a la espalda de la iglesia Saint-Eustache, reimos, conversamos…  « Antes de aspirar al Nobel tienes que componer diez novelas totalmente fuera de serie » dice « y también cien incomparables sonetos a la borrachera »  « Dignos de Omar Khayyam o de Abu Nawés » pienso… Flotan nubes rechonchas y perezozas sobre la iglesia Saint-Eustache en la rue Rambuteau, nosotros recibimos el esquivo sol de París hoy, en este momento, en una terraza de esa calle que llega hasta la Gare de l’Est, y cuyo nombre no recuerdo… En su propia esfera, y como indiferente a los cataclismos cotidianos, Mario pide otra ronda con el néctar de la Leffe, copas como cálices, corona de espuma belga, el año de gracia y de desgracia del 2006… ¿Qué hago otra vez aquí, en París con aguacero? ¡Visito a mis patas los poetas! ¡Los únicos que me aceptan! ¡Es que se me ha corrido una teja, amigos! No sé si es la persistencia del delirio, o una bifurcación, o una callejuela, o una tangente de éste, pero me parece que el poeta de Asnières me cree, eso sí, con las condiciones prescritas, qué belleza, también por eso escribo esto, futuro candidato, apunta para que sepas, no para que aprendas, sólo aprenderás por tí mismo, por tu propia experiencia, pero apunta de todas maneras.
      De nuevo de  San Eloy, frontera con La Arboleda, al centro de Trujillo en taxi, hoy no almorzamos con las tías, hoy almorzamos solitos, pero no sabemos adonde ir, Manamarie olvidó su Guide du Routard en Francia, o de pronto mi gato se lo escondió como venganza anticipada, en fin, no, tía, digo, no llames, no te preocupes, hay taxis por todos sitios, entonces vayan frente a Plaza Vea dice, es más seguro, qué increíble, en verdad mi tía tiene miedo por nosotros, que nos roben, que nos rapten, que nos estafen, hay mucho choro, hay mucho estafador, hay mucho secuestrador en el Reino, no te preocupes tía digo todo pretencioso, allá en Marsella hay ajustes de cuentas casi todos los días, y choros, y estafadores, y secuestradores, no nos esperen p ara el almuerzo, ¿te acuerdas de la película Contacto en Francia, The French Connection con Gene Hackman? ¡Después de mi accidente yo viví dos años en Marsella! ¡Es una gran ciudad normal como todas las grandes ciudades, con todos sus encantos y peligros! ¡No hay que meterse donde no se debe, nada más! Pero mi tía, escéptica, dice ¡Bah! ¡Ay papacito! ¡Acá es peor! ¡Vayan con mucho cuidado!
      Otro encuentro con un taxista excepcional, originario de Virú, que nos recomienda de inmediato el restaurante El Rincón de Vallejo, sito en el jirón Orbegoso… Al oirnos masticar en  gala lengua, el taxista, un pata más o menos de mi edad, me pregunta, oiga maestro, ¿usted es francés? No, maestro, respondo, cómo se le ocurre, con esta carabina que me manejo, ja ja ja se ríe el hombre de Virú, mi señora es francesa, yo vivo allá hace más de treinta años, nada más, disculpe la curiosidad maestro dice, ¿a qué se dedica usted allá en Francia? A la literatura, a la poesía, soy poeta digo y el pata de Virú casi da un salto, ¿poeta? ¡Ah, carajo! ¡Disculpe, maestro ! ¿Ya ve? ¿Cómo te llamas? digo, podemos tutearnos, Antenor maestro digo, ¿Antenor? ¿Cómo Antenor Orrego de la Bohemia de Trujillo? En Virú hay un montón de Antenores, dice, yo me llamo Miguel, maestro, mucho gusto, debo decirte que siempre tuve una gran admiración por los taxistas, ja ja ja se ríe Virú, ¿ya ves, Miguel, ya ves adonde te estoy llevando? ¡Al Rincón de Vallejo! ¡Y tú vives en Francia! ¿Adónde vives? ¿En París ? ¿Y tu esposa es francesa? ¡Como Vallejo! « Eso sí es fama » pienso todo admirativo y envidioso « ¡En el Reino hasta los taxistas conocen a Vallejo! » « Como cada país del planeta, el Perú es tierra de poetas, Antenor, pero en lo concerniente a Vallejo te puedo decir, como dice la Biblia, más vale perro vivo que león muerto » Antenor, el hombre de Virú, se ríe a carcajadas, « Qu’est-ce qu’il y a? » pregunta Boconcita intrigada, yo traduzco grosso modo, discurre el riachuelo de hojalata ya cerca de la Plaza de Armas, el calor, el sudor, la semi sofocación, no avanzamos, y como no avanzamos hablamos de cocina, y de otros temas, el puente de Virú, la cultura Virú « le llamaban Gallinazo » dice el maestro, cerámica roja, motivos blancos, la cultura Moche se impone, Virú-Gallinazo desaparece o es asimilada a esta, « yo nací en Virú como mis padres y mis abuelos » « ¿Y cuál es la especialidad de Virú, Antenor? » « ¡Ah! ¡Los gañanes! ¡El guiso de gañán! » « C’est quoi ça? » « C’est une rare espèce de reptil, la chair est très bonne, c’est la spécialité de son village » « También hay un plato llamado boda, arroz, frejoles, plátano frito, palta, carne de chancho y carne de res » « Et à quoi ressemble ce reptil, à l’iguane? » « Que si el gañán se parece a la iguana » « Son familia como nosotros y los monos » dice y de nuevo ríe fuerte « ¡la carne es deliciosa! » « Después del huracán en la isla Saint-Martin de las Antillas, de los cielos llovieron iguanas, antes no había iguanas, vinieron volando, mi mujer vivió allá, por eso pregunta » Avanza centímetro a centímetro el taxi entre el calor saturado de gañanes e iguanas, un movimiento del río de hojalata, ahora se detiene… « Imposible avanzar, maestro » dice Antenor « mejor vayan caminando, es allí al fondo a la izquierdita, ¡buen provecho! » nos desea el pata de Virú, y desaparece para siempre.
      ¡Hermoso restaurante El Rincón de Vallejo! El sol del norte atrapado en el patio colonial, el caserón antiquísmo está muy bien conservado, hay mucha madera, la presencia de la madera es básica para mi gusto, luz, variadas gamas de luz, de nuevo la visión del patio, sol y sombra ahora, lluvia lejana, el arcoiris acecha, nos instalamos, una chela trujillana, una Coca-Cola, las dos bien helenas, abro la carta, mi vista visita cada rincón del Rincón, si quieres en este momento te leo un poema, le digo a mi hembrita, y pulsando la carta y consultando mis notas leo la composición de este instante cuando me siento contento… « Fábula del norte, esos nombres increíbles, Corongo, Otuzco, Pallasca, Santiago de Chuco, Huamachuco… Y por el lado mar océano, otros nombres, la Esperanza, Cartavio, Paiján, Ascope, Puerto Chicama no lejos de Laredo y Casagrande, después la extensión de otros elementos, papa rellena,, tamal, chicharrón, cuy frito, cuy guisado, cuy con ajiaco, cuy con salsa de maní, cebiche de conchas negras, seco de chabelo, majado de yuca, espesado de res o de pescado, cabrito norteño, pepián de pavita, caldo de gallina con gallina negra de Pallasca, shámbar, caldo de carnero con carnero de Otuzco, sancochado, patasca con pata y mondonguito de res de la ceja de selva, menestrón con carne de pecho res, cabrito con loche estilo Chiclayo, cabrito deshuesado y frito, ¡y gañán frito! ¡Salud por eso! » « C’est difficile à traduire, ma chérie » digo cuando de nuevo entra el maestro sol al patio, entra como un chalán en su caballo de paso, cuando le hablo del vate Vallejo, bueno, de mi visión sobre el fenómeno Vallejo, medio cuy frito para mí, en verdad es un cuyazo, con arroz y ajiaco, para ella chicharrón y plátano frito, guardo la piernita para Julia, pellejo color cobre crocante, aunque el sufrimiento es inherente a todo mamífero y a ciertos seres provistos de un sistema nervioso preciso, estoy contra cualquier forma de dolorismo, lo siento, se cierra el expediente.
      Hoy en Chán chán, evocando a los dioses originarios, la Tierra, el sol, la luna, las estrellas, sintiendo la brisa como una caricia del dios mar, oyendo su voz de sodio y de sal, pienso en la buena relación de los ancestros con ellos, con el cosmos, con los elementos… Boconcita, medio achicharrada por la candela norteña, también está contenta, qué suerte, nuestra guía Maritza parece que ha estudiado en la Sorbona, parece que ha vivido años en Francia, habla un francés corriente, impecable y medio rebuscado por momentos, una profesora gala está metida dentro de ella, prácticamente no tiene acento, qué increíble, hay gente que tiene de verdad el don de las lenguas digo, pero no, Maritza nunca ha estado en Francia, según ella ha aprendido la lengua con los turistas franceses, no le creo, seguro que ha estudiado en la Alianza Francesa, qué maletero, en todo caso es una superdotada en su expresión de la gala lengua, mi hermana Charito tampoco ha vivido en Francia y habla perfectamente digo, me alejo, me acerco, de nuevo me alejo, de nuevo la brisa, las dejo que hablen un poco entre ellas, Maritza cuenta fragmentos de la fascinante historia o leyenda de Chán chán, ¿en qué momento la historia deja de serlo para convertirse en leyenda, y la leyenda en mito?, los ancestros chimúes, el culto de la luna, las ceremonias, las jerarquías, los rituales, yo me concentro en las olas del sólido adobe repleto de piedrecitas, de trocitos de  conchitas marinas del pleistoceno, es el increíble adobe de Chán chán que ha resistido a no sé cuántos terremotos, las olas de adobe, me concentro en las ardillas de adobe, en los pelícanos de adobe, en las rectilíneas olas de adobe, sin la menor duda Chán chán es antisísmico, y al darme cuenta de esto pienso con admiración en la gran inteligencia de los ancestros, el reino de Chimú, Virú Gallinazos, Mochica Moche, la cultura Vicús, la cultura Lambayeque, y eso que sólo hablo del norte, ma chérie, tu te rends compte? ¡Hasta estas costas llegó el dios Naymlap! « ¡Antes de los dioses importados! » pienso como cuando hice el gran descubrimiento a los doce años « ¡Los dioses asexuados, doloristas, impostores! » « Acá, por estos lares que visitamos, el erotismo era belleza y ley » le diré después a Boconcita navegando en internet « ¡Mira esos huacos eróticos de la cultura Mochica! ¡Míralos y admíralos! »… En las pegajosas garras del calor la noche del 28, la noche del 29, transpiración, ataque de zancudos estilo Pearl Harbour, en el cuarto vecino Julia ronca como un camión de los 70, un poco más y los potentes ronquidos nos hacen levitar, qué envidia me digo, ¡cómo duerme!... Canto de los pajaritos al amanecer, los pajaritos del parque, los pajaritos de San Eloy, los pajaritos de la primavera perpetua, las flores se desperezan como los árboles, mi tía Edith me sirve un desayunazo, un churrasco, por la ventana veo las tórtolas de collar azul tomando agua, vamos a dar una vuelta y ya volvemos tía, digo, y de nuevo rumbo a otras veredas, de nuevo rumbo a otros parques, de nuevo las flores, de nuevo los árboles, oreja de elefante, higueras, flor bella de noche o belle de nuit, Belle de jour con Catherine Deneuve, cactos, tunas, rosas, geranios, capuchinos, fleur cana rouge, jaune mouchetée, nísperos, arbustos de hojas rojas, ¡ese es un árbol de pacay!, gallardas color naranja, rojo azafrán, azafrán color de rosa, de nuevo pienso en las cucardas, de nuevo veo las tórtolas tomando agua en el parque, y al llegar a casa escucho el grito de Julia buscándome… ¡Miguel Angel! ¡Miguel Angel! y yo respondo ¡Julia! ¡Julia! Manamarie se ríe y vamos a verla. SIN VéRTEBRAS. CíRCULO D.M.