Por Miguel Rodríguez.
Saliendo de Puno, poco antes del peaje llamado Patahuasi, ¡inesperado control de policía! ¡Este es un minibús de turistas! pienso… peut-être c’est moi qu’il cherchent, de pronto me andan buscando, digo en broma a la pareja de bretones sentados al fondo del vehículo repleto… Exijen pasaportes, exijen los boletos de avión, de un salto felino Manamarie presenta el suyo y nuestros pasajes, perdemos cinco, diez minutos, pero gracias a su gesto se termina el incidente, arranca el minubús, hemos perdido quince minutos en total, pero no importa, si no hay otro contratiempo llegaremos a la hora del embarque, el minibús ahora vuela rumbo a Juliaca, la ciudad de los vientos. Apenas saliendo, anoto en mi libreta « un pollino negro pastando a la vera de la pista ». Poco después, miro maravillado el enorme y moderno edificio de la universidad andina… Aunque sean privadas, ahora hay universidades por todos sitios en el Reino… Sólo en Chimbote hay dos o tres… Yo me fui el año ochenta dice, rememorativo, mi estuche, en esas épocas precámbricas las universidades en las provincias podían contarse con los dedos de la mano, y mochándose dos dedos. Llegamos. En el pequeño pero muy limpio, casi resplandeciente y moderno aeropuerto Manco Cápac, ¡sorpresa! ¡Todos los demás turistas ya estaban esperando! ¡Los italianos! ¡Los alemanes! ¡Los islandeses! ¡Y la pareja de gringos!¿Cómo hicieron para llegar tan rápido? Todos han venido en taxi, nada más evidente… Los franceses y el franchute reencauchado pero sin pasaporte, llegamos último, pero llegamos, lo importante no es llegar primero, lo importante es saber llegar… Ya confortablemente instalados, ya volando, ¡ya llegamos! Apenas el tiempo de despegar, cuarenta minutos de vuelo, apenas el tiempo de aterrizar, ¡ya llegamos a la ciudad imperial! ¡La verdadera capital del Reino! Los turistas se dispersan en el aeropuerto de Cuzco, para no verse nunca más en esta vida, así es el mundo… Desde niño, allá en Chimbote, allá en el puerto, me di cuenta del fascinante fenómeno que a nadie interesa, cada día que uno sale a la calle ve a gente que no volverá a ver jamás, los conocidos y las amistades son como un sistema solar, como una galaxia conocida, todo lo demás se pierde en el vientre infinito del universo… Hoy, en la capital imperial, me acuerdo de esto… Aquí, en el aeropuerto, un pata bien vestido nos aborda, nos propone ofertas inmejorables, y a los mejores precios, visita a Machu Picchu, a Sacsayhuamán, al Valle Sagrado, hoteles de clase, servicio de taxi a cualquier hora del día y de la noche, por ahora sólo quisiéramos un taxi digo cortándolo en seco, ya tenemos hotel, ya tenemos todo programado, gracias. En verdad, aparte de la reservación en el hostal Qolqampata, estábamos en el aire, yo procedo así por desconfianza… Salimos los tres del aeropuerto, el pata visiblemente decepcionado grita: ¡Giovanni! Hay una nube de taxistas al acecho, avanzamos, vayan con él, dice, pero a medida que avanzamos otros nos abordan, ¿taxi? ¿taxi, caballero? Son mis clientes dice Giovanni, nos saluda muy educado, nos indica un super taxi camioneta. « Ese no se llama Giovanni » me sopla uno solapa « se llama Giovanna ». Y mientras Giovanni-Giovanna sube las pequeñas maletas deportivas, los otros se ríen. En verdad, Giovanni nada tiene de Giovanna, al menos en apariencia, es un hombre joven, todo un varoncito, además es risueño y pintón… apenas el taxi avanza por las calles de la capital imperial, empieza con su cantaleta, nos propone mil servicios, obviamente mejores y más baratos que los propuestos por el pata del aeropuerto, yo declino, él insiste, ya tenemos hotel digo, es el hotel adonde nos estás llevando, mañana vamos a Machu Picchu por nuestros propios medios, súbitamente él se muestra decepcionado, se pone inesperadamente colérico, de pronto no encuentra la dirección, qué bonito es Cuzco, qué ordenado, y qué limpio, ¡pero ya pasamos frente al colegio Salesiano! protesto, el joven taxista, de muy mal humor, da media vuelta. Bajamos. Le pago y ahora muestra una cara kilométrica. Gracias, Giovanna.
Y aquí estamos. En el ombligo del mundo. En el hermoso hostal Qolqampata, sito en la avenida don Bosco, frente al colegio Salesiano. Nos reciben muy bien… ¡Qué amabilidad! ¡Qué cordialidad! ¡Qué gentileza! ¿Es porque somos turistas? ¡Me siento como un personaje importante de esas épocas acompañado por una ñusta clara! Bueno, las personas del Qolqampata que nos recepcionan y atienden, son así de manera natural y espontánea, eso es lo que siento. Deben ser las cuatro de la tarde cuando el hambre se manifiesta. Lo primero que debemos hacer, pienso, es conseguir los pasajes para Machu Picchu, eso y cambiar los euros, vamos, digo y salimos luego de instalarnos en un bello cuarto. Bajamos de la manito por la calle Suecia hacia la Plaza de Armas, pisando alegremente las históricas piedras de la ciudad imperial. Rápidamente solucionada nuestra visita a Machu Picchu gracias a una agencia situada allí mismo, en la calle Suecia, seguimos bajando, ahora a cambiar los euros, atravesamos la Plaza de Armas, ella dice riendo que quiere, de nuevo, un pollo a la brasa, esta vez con pollo cuzqueño, pienso. Estamos maravillados en Cuzco, la antigua capital del Reino. En lo que me concierne, soy muy sensible a su belleza de culturas superpuestas o yuxtapuestas. Hasta aquí llegaron los encapuchados del Christos a construir los templos de los nuevos dioses, sobre los templos y sitios sagrados de los ancestros. Lo propio de los dioses es no sufrir, pienso como metido en el pellejo de un sacerdote de la época… Además, ¿tienen los dioses un cuerpo como el nuestro? Los dioses son la luna, el sol, los ríos, los apus. Tal vez los dioses sólo se preocupan por mantener el equilibrio terrible y el terrible orden del universo… Frente a la iglesia Compañía de Jesús, nos aborda, amablemente al inicio, luego algo agresiva, una mujer que trabaja con certeza para una agencia de viajes… No, gracias, digo… Ella nos persigue recitando sus ofertas… No, gracias señora, repito… nos persigue hasta la avenida el Sol… Pero lo peor no es haberse rendido al invasor, no, lo peor es haber aceptado a sus dioses, al viejo dios del antiguo testamento, al joven dios neotestamentario, y después a la diosa… ¡Señor! ¡Paisano! ¡No me va a decir que usted es gringo! ¡Con esa cara de peruano que tiene! ¡Colabóreme, paisano! ¡No se haga el sobrado! Paisana le digo riéndome por el contraste del incidente y mis pensamientos, tenemos hambre, es la hora del hambre, estamos buscando una pollería, esos es todo, ya tenemos los pasajes para Machu Picchu, ¿no conoce una buena pollería cerca? ¡Ah! exclama la paisana alborotada ¡te estás burlando de mí! Se aleja vencida, y como sigo riendo, de pronto me grita ¡Baboso! ¡Acomplejado! pero yo sigo riendo y riendo. « En la calle Almagro, aquí cerquita, hay una pollería » digo pues me acaban de informar, y como Manamarie no entiende lo que pasó con la paisana, o mejor dicho la reacción de la paisana, le traduzco y le cuento… ¡Pensó que me estaba burlando de ella! ¡Yo para nada! ¡Era ella la que nos estaba acosando! ¡Fue una situación cómica para mí, ma chérie! ¡Me dijo que tengo el pasaporte en la cara! ¡Es verdad! ¿Y qué? ¡Yo estaba pensando en otra cosa en ese momento! ¿Te acuerdas de lo que te conté? ¿Del dios Viracocha, el dios del universo de los ancestros, el equivalente de Brahma y del viejo hebreo vengador y colérico? Según la leyenda en su encarnación humana era blanco, barbudo y ojiclaro ¡y además prometió regresar! ¡Sólo por eso se rindieron! ¡Viracocha! ¡La divinidad suprema creadora de todas las cosas! ¡El creador del cielo y la Tierra y los seres que la poblamos! ¡Viracocha el dios civilizador, fundador y maestro! Un día, furioso contra sus criaturas, los convierte en estatuas de piedra, esas que todavía están el isla de Pascua. Después del diluvio universal, Viracocha sale otra vez, en las olas y la espuma del lago Titicaca, crea el sol, la luna, las estrellas, esculpe nuevos humanos en la piedra, les da el soplo de vida y los reparte en toda la Tierra. Un día, como cansado de todo, se dirige hacia el poniente y llega hasta el otro océano. Arroja su manto sobre el agua y atraviesa el océano caminando sobre las aguas, qué curioso. Según otra leyenda, atraviesa el océano sobre una embarcación construída con su propio cráneo. Y promete regresar, qué curioso… Las corazas metálicas, las armas escupidoras de fuego, de rayos y centellas, la piel blanca y la barba… Yo me decía, estoy pensando en esto en la era cibernética, ahora que los nueva diosa es la tecnología, la plata es Mammon, es una diosa muy vieja, ¡por eso me reía! ¡Por eso la paisana pensó que me estaba burlando de ella! ¡Me dijo baboso! ¡O de pronto baboso de mierda! ¡En todo caso me trató de retrasado mental! ¡Por eso de las babas! Bueno, vamos, mira, calle Almagro, la pollería está en la esquina, se ve muy acogedora y bonita, es un local donde abunda la madera y la piedra, ven, entremos, ¿un cuarto de pollo y una Coca-Cola? Y también una ensalada con palta, pepino, tomates y sin cebolla, mon chéri, dice ella.
Ahora, repletos y satisfechos, y después de responder a las preguntas e inquietudes de un joven mozo que quiere ir a Francia, te consigues una francesa y te casas, digo, de nuevo salimos a la avenida el Sol, rumbo a las ruinas de lo que fue el Qoricancha, el templo del sol, donde estamos. Algunos vestigios quedan, o sea, la inmortalidad de las piedras… ¡Qué belleza! ¿Estuvieron tus paredes recubiertas con placas o láminas de oro, como dice la historia, la leyenda, o ese momento en que ambas se juntan, oh Qoricancha de la gran época? ¡Qué láminas ni láminas! ¡Placas y placas! ¿Cómo vieron los ojos ávidos de aquellos brutos tíos nuestros ese brillo verdaderamente sagrado? Lo vieron con ojos convenientes para ellos, por eso convirtieron la sagrada cáscara de tus paredes en lingotes, para mandarla a su Reino, carabelas y galeones cargados de oro, muchos llegaron a destino, otros están en el fondo del océano, ahora todo eso es nada, para nada sirve en el fondo de los océanos, el oro no les interesa a los peces, ni siquiera lo miran, ni siquiera lo desprecian, oh Qoricancha de la gran época. Todavía hay mucho oro, por cierto, pero han cambiado las épocas. Así como ciertas catedrales de Europa, como la catedral de Aix-en-Provence por ejemplo, se alzan en sitios de antiguo culto romano, la iglesia de Santo Domingo se alza simbólicamente sobre las ruinas del Qoricancha, el templo del dios sol, del Inti, como para intensificar el golpe, es decir el triunfo de los encapuchados del Christos en la capital del Reino. Penetramos en la iglesia con afelpado paso de gato. Otra vez este santo. Por unos instantes, divago, regreso a la infancia, al Barrio uno de Chimbote, los dominicos, el Club Dominico, el equipo de fulbito, allí jugábamos Pepe Castro, Panchito Aguilar, Memo Galarreta y el suscrito, es decir en ese club jugaban nuestros estuches de la época, contra el club los Tiburones de la Caleta, por ejemplo. Y ahora esa volcánica y sensual isla del Caribe, inventora del merengue y la bachata, se llama como el santo fundador de la orden de la futura santa inquisición, qué bien, eso se llama justicia poética… Como durante aquel episodio de infancia, episodio traumático en consecuencia inolvidable, cuando quedé aterrorizado en la iglesia Matriz de Chimbote (la matriz es el útero, por si acaso) viendo la representación de un cristo ensangrentado, horrible, petrificado en la gesticulación dolorosa, en una caja de vidrio, ahora veo otra representación de yeso del joven dios, siempre golpeado, siempre martirizado, siempre ensangrentado yaciendo sobre cojines de seda, y mi antiguo terror se remueve. Alrededor y « por doquier », como decían los literatos pretéritos, multiplicidad fijada de diosas y dioses menores, las vírgenes y los santos, qué increíble esto de la multiplicidad de virgenes a partir del modelo principal, la joven María que cayó encinta por obra de un soldado romano llamado Panthera, según Celso. Al final, todo es literatura, pienso… La Epopeya de Gilgamesh, el Mahabaratha, el Popol Vuh, el Libro de los Reyes, la Odisea, la Biblia es mucho más extensa, es una compilación de diversas épocas, una biblioteca. Hablo con la torre de control de mi estuche, monologo conmigo mimo monólogo interior… Aparte de una mención de Suetonio sobre un « Crestus », líder político en la guerra de Judea contra el Imperio romano, el famoso personaje no existe en la historia oficial consignada… Ni siquiera el máximo compilador judeo romano de la época, Flavius Josephus, lo menciona de otra manera, es el tal « Crestus », un líder muy peligroso, es preciso eliminarlo, el poder central delega función… Lo más bello es la preponderancia de la leyenda y de su prima hermana, la poesía, la literatura, la letra dura, en consecuencia el rey Gilgamesh, el Príncipe Rama y el gran Ulises son hermanos literarios del « Crestus »…. « A quoi tu penses, mon chéri ? » me pregunta.
Hablando como los contadores podemos decir « en resumidas cuentas ». Una cultur a diametralmente distinta, mucho más poderosa militarmente, viene, se impone, mata a los dioses de la cultura sometida, es decir, impone a sus dioses. En aquellas épocas, antes de los encapuchados del Christos o Crestus, aquí, en estas tierras verdaderamente sagradas pero sin relación a los encapuchados, existían prácticas como el « servinacuy » o matrimonio de prueba. El mancebo era iniciado en las faenas por una sacerdotisa experta; la manceba, por un sacerdote experto; luego la joven pareja cohabitaba durante tres meses. Si la relación sexual era buena u óptima, se casaban, si no, pues no… ¡Cuánta sabiduría, ma chérie! La verdadera piedra de toque en religiones abrahámnicas, es el sexo, es decir la vida, es decir el acontecimiento natural clave por excelencia. Si el dios sexo no fuera lo más importante en esta vida pasajera, figúrate que en estos momentos tú y yo no estaríamos hablando, ma chérie. Todas las diosas nuevas e importadas, son anti eros, anti vida, anti sexo. Nada que ver con una Ishtar, con una Afrodita, con una Deméter, con una Astarté –la diosa de la vagina dentada–, con una Isis, con una Mama Ocllo, de una Mama Quilla, que son diosas de la fertilidad y en consecuencia del sexo. « Además » sigo diciendo mientras ella admira el fasto y la belleza arquitectónica de la iglesia « Mama Ocllo era hermana de Manco Cápac. Y todas la esposas de los hermanos Ayar también, como ya te dije. Sólo para que veas. Para que te ganes con el pase. De una cultura a otra, todo cambia. A mí me fascina el cristianismo por mil detalles de arte y belleza, es nuestra cultura, y si los nombres pesan, estás jodida, ma chérie, ma chère Anne-Marie, ¡te llamas como la mamá y la abuela del Christos según la literatura neotestamentaria! ¡Y mi estuche como el famoso Arcángel vencedor del dragón Diabolos! Bueno, vámonos. »
Sueño con serpientes, con serpientes de mar, largas, transparentes. La diosa madre. La diosa hembra. Las venus prehistóricas, diosas de la fertilidad por excelencia. El hombre, o mejor dicho el homínido de la época, es posterior en evolución física a la hembra de la época, que habría aparecido en la piel del globo terráqueo unos ochenta mil años antes que la erupción del homínido macho. Durante ese lapso, la hembra de la época, precisamente, se habría acoplado con esos homínidos anteriores al hombre… La bella y la bestia… Sueño con serpientes, con serpientes de mar, largas, transparentes… La mujer siempre fue tratada como inferior al hombre desde la más profunda antigüedad, y por eso también lo es en las tres religiones abrahámnicas, donde el dios principal es macho… Es probable que los primeros misterios femeninos como la concepción y la menstruación sean el origen de las primeras divinidades femeninas… Y del miedo de los machos que van a someterla… La diosa madre es anterior a dios padre… Yo, sinceramente, prefiero el reino sin réplica de la madre, de la hembra, o sea de la diosa madre, como en todas las religiones y culturas antiguas… Los encapuchados del Christos, al divinizar a María, copian o repiten la evidencia… El culto a la gran diosa, que en realidad es un culto a su sexo, data de unos siete mil años antes del Christos o Crestus…. Sueño con serpientes, con serpientes de mar, largas, transparentes… Ma chérie ronca suave, apaciblemente… Primero, fue la gran diosa hembra, hasta la clausura de sus últimos templos, pero se trata de un culto antiquísimo, de más o menos unos veinticinco mil años antes del Christos… O sea que el culto a la gran diosa duró tres o cuatro veces más que el culto, todavía vigente, al dios macho, entidad designada con el tetragrama YWHW… ¡Ah! Ma chérie! Como te habrás dado cuenta, soy fanático de las potencias mágico-religiosas de las diosas… Las divinidades asirias, sumerias, babilónicas, americanas… Artemisa, Ishtar, Inanna, Astarté, Cibeles, Isis, Mama Ocllo… El monoteísmo cultor del dios padre ha sido inventado para afirmar la superioridad del macho sobre la hembra… Error… Error… Lo lógico, sería la superioridad de la diosa-hembra, ma chérie… C’est pas toi qui invente tout ça, mon chéri? me pregunta soñando… Para nada digo, hay documentos… Ahora sabemos que durante el reino de la diosa madre el sexo formaba parte de los rituales… Sueño con serpientes, con serpientes de mar, largas transparentes… y que tenía, como debe ser, un carácter sagrado… La copulación tenía por función mágica mantener la fertilidad… Las sacerdotisas se prestaban a una suerte de prostitución sagrada… Eran las intermediarias entre los hombres y los dioses… El sexo no estaba culpabilizado, al contrario, se lo valorizaba como eso, como una comunión con los dioses… El triunfo religioso de la diosa madre todavía se puede apreciar en el hinduísmo, en los templos de Kajuraho… La sexualidad sacralizada… La sabiduría milenaria de la humanidad no será desviada de su curso por una aventura ocurrida en Galilea como dice Schopenhauer… El cristianismo de los encapuchados desprecia el cuerpo y culpabiliza el sexo, es decir la vida, mientras que el hinduísmo diviniza el cuerpo y sacraliza el sexo… ¡Shiva! ¿Te acuerdas del dios Shiva que vimos en los templos hinduístas de Sri Lanka? SIN VéRTEBRAS. CíRCULO D.M.
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