20200513

DIONYSOS PATER LIBER (Décima vértebra)

                                            [Hermes con Dionisos]






Día cuatro en Atenas. Como las capas geológicas del planeta, o como las exquisitas capas de un sofisticado pastel, la torta helada de la infancia por ejemplo, o como en la historia de pasados imperios luego avasallados, varias se superponen en la historia de Grecia, pienso y anoto hoy, cuando llegamos a las ruinas y vestigios de la Biblioteca de Adriano Imperator. Veamos. Las civilizaciones precursoras prehelénicas no se sienten o no las siento en el pastel de Grecia continental, en Atenas. Aquí respiro el recuerdo de Sócrates, los vestigios de la época clásica, el siglo de Pericles, la Akrópolis, pero nada siento de la época helenística, normal, las conquistas de Alejandro Magno son externas, la gran expansión de la cultura griega tiene lugar en la comba del Mediterráneo y en Asia Menor. En cambio, ahora estamos paseando por la época de la dominación romana, le digo a la cabeza de mármol del emperador Adriano. Después de Roma pagana, Roma cristiana y Constantinopla, Roma cortada en dos… ¡Bizancio!... Que el imperio otomano, o sea los turcos islámicos, convertirá en Estambul. Y sanseacabó. Al final, polvo y piedras, como todas las civilizaciones, como todos los imperios, como todos los reinos… El reino de Macedonia, el imperio persa, Grecia y su gran expansión, Egipto, el primer imperio romano, Roma cristiana de Oriente y Occidente… ¡La caída de Constantinopla! Lo queda, es la lengua, el genio de la lengua y el logos, la palabra, el verbo, el conocimiento a través de ellos, tema que será sabiamente explotado por el evangelista Juan… Voy a seguir diciendo « palabra griega » y no « de origen griego » para abreviar, para comprimir la frase, como en la poesía, la aspiración central de mi trabajo… Miles y miles de palabras griegas nos llegan hasta el santo día de hoy, cabalgando sobre el latín, o vía latín, o acopladas a este, para ser luego inyectadas en las venas de las lenguas hijas del latín, directamente o en forma de sufijos y prefijos, y muchas también inyectadas en las venas de las lenguas germánicas… Pederasta, hermenéutica, aristocracia, dictadura, democracia, antípoda, hegemonía, simpatía, apatía, oligarquía, antagonismo, monarquía, protagonismo, drama, comedia, tragedia, prólogo, epílogo, catálogo etc. etc. etc… Y también idea, palabra griega que quiere decir forma visible o aspecto… Sinopsis, prosélito, monogamia, bigamia, poligamia, próstata, psicología… « Ça t’intéresse ? Parfois je divague un peu… » digo « Tout ce que tu dis, tout ce que tu racontes m’intéresse, chéri » dice adorablemente Boconcita, pero yo quiero fabricar mi pastel antes de salir de la frescura del museo hacia el sol de este 28 de julio pretérito.

 

Capa de las culturas pre helénicas (El Minotauro)

Capa de la Antigüedad (Homero)

Capa del apogeo helenístico (Alejandro Magno)

Capa de la dominación romana (Adriano Imperator)

Capa del Imperio Bizantino (Justiniano Primero)

Capa de la dominación turca otomana (Solimán el Magnífico)

      ¿Y la capa cristiana ortodoxa, esa palabra griega? A propósito, ¿qué es eso de iglesia ortodoxa? « Cherche christianisme orthodoxe s’il te plaît, après je te laisse tranquille, promis » « La iglesia ortodoxa (del griego orthos, exacto, y doxa, opinión) es una de las tres principales ramas del cristianismo, las otras dos son la iglesia católica y la iglesia protestante. Es la religión de los cristianos que viven principalmente en Europa del Este y del sudeste. Fue creada después de la separación o cisma de los cristianos de Occidente y los cristianos de Oriente en 1054 »… Algunas de estas divagaciones serán compuestas después, de regreso a las Galias, o sea en este momento, pero necesito asociarlas al pino, al abeto, al olivar, al álamo plateado, al ciprés, al castaño, al laurel de flores rosadas, a las buganvilias, a la visión de la fachada de la iglesa bizantina Santa Skalia, siglo doce, también a esas columnas que pueden ser de estilo dórico o jónico, calcado por los romanos, y también a la visión entera de la Akrópolis, la muralla, a la izquierda flamea la bandera griega, y a este cielo que vuelve poeta a cualquiera. Por el momento, apunto y apunto en mi Moleskine. Boconcita, silenciosa y concentrada, observa y toma fotos. Al salir del pequeño museo, donde me entero que Nike es una palabra griega que quiere decir victoria, recién nos percatamos que la señora vigilante habla un francés fluido, algo intercambiamos con ella, el Louvre, el Musée d’Orsay, merci, ¡Efaristo! He logrado memorizar rápido esta palabra, me basta pensar en un libro de Borges titulado Evaristo Carriego, viens, chérie, allons à l’Agora Romana. Como sólo hay ruinas y piedras, polvo y piedras, vamos directamente al fondo, antes tomamos largos sorbos de agua, veo una construcción masiva, cilíndrica, llamada la Torre de los Vientos, torre octogonal, reloj hidráulico, veleta, reloj de sol, apunto, construída por el ingeniero macedonio, como Macedonio Fernández, llamado Andrónico de Cirrus, el siglo uno antes del viejo Jechu.

      De nuevo bajo la tutela de los dioses, cosa que nos ocurre a todos cuando estamos serenos y contentos, en el restaurante más grande del Mediterráneo y del mundo, en el centro de otro día radiante, devorando sardinas a la plancha, así nomás, con limoncito, antes de la clásica ensalada griega, planificando un tour en la ciudad. En la gran avenida Atenas, Athina, trepamos casi al vuelo en un bus azul de dos pisos, vehículo sin la menor duda concebido en función de nosotros, los turistas. En el square o plaza Syntagma, cuando me pregunto por el significado de esta palabra, me acuerdo que pertenece al campo semántico de la lingüística, nada más, cuando el bus se detiene algunos minutos, que aprovechamos para devorar helados y adquirir dos botellitas de agua mineral con gas. « ¡Carajo, no puedo pensar ni decir nada relativo a esa ciencia sin estar hablando en griego, o en latín, morfema, fonema, lexema, semántica, gramática, sintáxis!... » « Regarde » dice Boconcita. Miramos durante pocos segundos, yo algo desangelado, el Parlamento, « personnellement ça ne me dit rien » digo criticón… El bus ahora pasa frente al estadio Panathinaikos, yo creía que era el estadio del club epónimo, el Panathinaikos F. C., donde jugó el centrodelantero perucho del otro equipo, de la U, Juan José Oré, que era como decir el estadio Velódromo del Olímpico de Marsella, pero no, es simplemente un antiquísimo estadio de Atenas… « Tu te rends compte? L’Olympique de Marseille et tous les clubs nommés olympiques tirent leur nom du Mont Olympe et des dieux olympiques! » Tipo cuatro, algo cansaditos para hacer el gran tour, bajamos en la Plaza Omonia… Yo echo un vistazo a los hoteles, todos de muy buena pinta, hay incluso un Grand Hotel, pero ya no hay hoteluchos como en los que alguna vez se albergó el alejandrino Constantino Cavafy, como dice Marguerite Yourcenar en su estudio sobre el gran poeta… Caminando hacia el Hotel Vienna, ella se muestra satisfecha y risueña, se acuerda de lo que dijo un pata francés en el avión cuando llegamos, « tu te rappelles dans l’avion, quand on venait? » « Bien sûr » digo « le mec a dit ça en rigolant, Messieurs, mesdames, nous sommes arrivés chez les Grecs! » Es por la fama que tienen los griegos de la Antigüedad, el modo de vida de los varones era bisexual, se casaban para tener hijos pero durante la adolescencia tenían relaciones amorosas con hombres mayores, y ya adultos iniciaban a los adolescentes… La pederastia, aunque no me creas, designaba entonces a una institución moral y educativa… « ça existe depuis toujours, chez les hommes et chez les femmes, ça me paraît normal, naturel si tu préfères » digo « la noción de pecado y de culpa, que bien sabemos de dónde viene, es ajena al mundo griego de la bella época. »

      Después de la siestita bella, como si fuera una rutina establecida, caminamos hasta la vida y el bullicio de la Plaza Monastikari, yo diciéndole mejor dejamos para mañana la visita el templo de Zeus, el Don Juan celeste como dice el poeta Lacarrière, ¿te parece? Una vez allá, mientras degustamos un aperitivo en la terraza de nuestro restaurante, pero con la intención de ir a  otro nuevo esta noche, veo a Edgar en acción, en plena faena, toca ritmos andinos con la ayuda de un sistema de quenas, antaras de diversos tamaños, y de una caja mágica, levanto el brazo para saludarlo pero no me ve, concentrado interpreta el celebérrimo Cóndor pasa, qué cantidad de gente, qué cantidad de turistas… ¿Cuánto millones de habitantes tiene Grecia? ¿Y a cuántos millones de turistas recibe por año? « Tu te rends compte? » ¡Millones y millones! ¡No sabría decir cuántos! Y así, mientras me distraigo con elucubraciones que luego anotaré, nos dirigimos ahora hacia la calle Lysiou, luego hacia unas tentadoras escaleras estivales, restaurantes y restaurantes, las terrazas pletóricas de comensales, subimos estudiando las propuestas por la calle Klepsidras, nombre que de inmediato anoto, detrás del Agora romana… Estoy distraído, sigo por asociación reciente pensando en el insuperable amador, Zeus el ardiente, casado, polígamo, padre de plétora de hijos e hijas, contrastándolo con el dios hebreo infinitamente solo, infinitamente oscuro, monomaníaco en su esencia de dios único, como dice el poeta, en Zeus el griego, aventurero y lleno de vida, caprichoso y sensual, en sus bodas exuberantes con la riqueza de su existencia, para nada un dios solitario, para nada un dios escondido, al contrario, un dios de la divina impureza… ¿Qué quiere decir esto de divina impureza, de mancha divina? se pregunta uno ¿El divino pecado de sensualidad? ¡Impureza! ¡Mácula la vida! ¿Contranatura? ¡Al revés!… En ese momento bajamos las escaleras rumbo al primer restaurante, pero Boconcita prefiere un local más tranquilo… Aparece un elegante viejo, cabellera peinada con esmero, espesos bigotes de algodón, que nos habla en francés, elogia el arte culinario y el savoir-faire del restaurante en que trabaja, o de pronto es el propietario, rápido nos convence, subimos y subimos hasta una encantadora terraza con vista a la ciudad de noche, chela griega y Coca-Cola, una ráfaga de felicidad, abajo Atenas hierve… Ahora, un mozo italiano con ligero aspecto de sátiro, que está como obstinado en hacernos consumir pasta, parece algo contrariado por nuestro rechazo, no, gracias, le pregunto de qué ciudad viene, de Verona dice, queremos simplemente una ensalada griega, un moussaka y dos copas de tinto… Nuestro proyecto inicial de visitar Santorín y otras islas rueda por los suelos, es un asunto de finanzas, otra vez será le digo a Boconcita, sólo dispongo ahora de unos setecientos euros, tú ya gastaste demasiado, apenas nos quedamos una semanita más, será mejor que aprovechemos allá, en Creta… La verdad, no somos grandes consumidores pienso, pero el servicio tampoco es de primera, el pata italiano medio antipático, palabra griega, ahora simpático, nos sirve con estilo y finta un rico vino de Nemea, palabra que de nuevo me transporta a la biblioteca original… Yo sigo y sigo con mi cantaleta de índole histórica, que concierne  de paso al último dios griego… ¿Dónde prende la mecha del cristianismo… En Asia Menor, y en grado menor, en Roma, en Atenas… Pero ¿qué es Asia Menor, querida Wikipedia? La antigua Anatolia. La Turquía actual… Nombres como mojados en las aguas del cristianismo primitivo, Antioquia, Cesarea, Calcedonia, Efeso, Esmirna, Nicea, Hierápolis, Pérgamo, Capadocia, vasto territorio que conoció primero la dominación persa, luego la griega, luego la romana, « Tu vois? Moi, ce qui m’intrigue le plus c’est le grand point de démarrage et puis la durée » o sea donde se prendió la mecha con tanto vigor, pues bien, estimado público amigo, como acabamos de imaginarlo y decirlo, la mecha del futuro cristianismo se prende en Asia Menor… « Tout ça c’est vraiment ancien, chéri » dice ella « C’est vraiment trop vieux! Nous sommes en 2020! » « C’est justement à cause de ça que ça m’intrigue » digo. El pata ítalo, ahora, nos propone un « tiramisù », que aceptamos.

      Como si todo lo que se me ocurre, o imagino, o pienso, como si todo lo que imanta mi atención y me causa placer fuera algo muy importante que necesita ser consignado, lo anoto de inmediato, sobre todo mis hipótesis y presunciones en torno al cristianismo… « Consultar, más tarde, la entrada Filón de Alejandría en Wikipedia » « Completar las notas y el expediente sobre San Pablo, Aghios Pavlos, Pablo de Tarso, el pilar de pilares »… De regreso al hotel Vienna, ¡Kalispera, Tiberio! Un joven indio de la India, no digo hindú porque no sé qué religión profesa de las siete u ocho practicadas en la madre India, muy bien vestido, pero a la occidental, con pinta de empresario, nos habla. Primero, en un inglés oxfordiano, luego, respectivamente, en español y en francés, con fluidez y pronunciación perfecta. Intercambiamos impresiones generales, sobre Grecia y nuestro propios países. Tiberio interviene y nos cuenta que, en sus tiempos, que son los míos, calculo que somos contemporáneos, Rumania era comunista… Tiberio estudia francés, entra el profesor, que dice « Bonjour les élèves! » Y ellos, los púberes de entonces, deben responder « Bonjour, camarade professeur! » El joven indio, que resulta ser cristiano, se despide, Boconcita cansada sube al cuarto… Llega en ese momento un grupo de turistas chinos, Tiberio los atiende, « bonne nuit, chérie, vas-y, je dois écrire un peu », pido una botellita de un gustoso vino blanco Kakenas, empiezo a organizar los apuntes, los que ya hice y los que tengo en mente, donde ya navegan abundantes referencias y elementos… ¡Kalinikhta, Tiberio! SIN VéRTEBRAS. CíRCULO D.M.