20160813

Vacaciones



por Luciano Delillo.

Siempre he vivido con un sueldo de mierda.


Desde hace poco más de una década vivo en Ámsterdam  y mi vida no ha cambiado mucho, excepto de trabajar menos, con tres días de ocho horas puedo vivir y alimentar a mis tres críos y de pasadita a las tres mascotas: un perro, una gata ronron y un loro llamado Baretta. Pero no me queda mucho villegas para ir de vacaciones. Este sustantivo recién lo conocí en europa.


Para mí las vacaciones eran estar en casa, lavar los platos, comprar en la paradita, apio-poro- zapallo (verdura completa), pelear con mis enemigos “Los Simios” de la calle paralela a nuestra casa, o en el peor de los casos andar escondido como gato saltando por lo techos de Eternit para que los correazos no me llegarán a tocar, cuando me portaba mal. Otras veces me iba yo solo con dirección a Atocongo a visitar la cueva del pescador o esperar hasta que nuevamente un auto sea desmantelado, luego de haber sido robado.


En las noches jugábamos a las escondidas, cuando el motor de Estremadoyro había cumplido su misión, a eso de las 23.00 horas La Tablada se silenciaba lentamente.


Estando ya en europa traté una vez de acampar al estilo Holandés. No fue un éxito. Para empezar el colchón que habíamos comprado era más grande que la carpa. Los zancudos se encargaban de destruir mis extremidades inferiores, al aire libre. Escogimos el sur de España. No fue una buena idea, la temperatura promedio era de 40 grados centígrados. Nos tostamos vivos y casi tiré la toalla. Para no hablar de comer en cuclillas con arena de cortesía. Esta fue mi primera y única experiencia con el camping.


La única opción era posible. Cambio de casa, gratis.


Lo hacemos desde hace seis años y cada vez escogemos un país diferente. Las casas que nos toca son siempre más grandes que la nuestra. Ahora por ejemplo estamos en una inmensa casa con piscina individual verídica, barbacoa, muebles de jardín y con vista a una montaña. Hace buen clima y dormimos como reyes y comemos como gente y lo que gastaríamos en alquilar lo usamos para visitar museos y hacer deporte outdoor.


Lo único en lo que no tienes que pensar es que la gente con quien hiciste el cambio de casa, va a usar también todas tus cosas, copular en tu cama y lo peor de todo podría ser que lean un libro de tu hermética biblioteca y no lo dejen en su lugar. CAVILACIONES. CíRCULO D.M.