20081113

reinas



Aquellas bocas inusuales, de mujeres tan bellas como el arrecife,
reinas coronadas para el halago de los mercaderes,
con sus cabellos no siempre ondulantes al viento
o seducidas por los afeites de los catadores.
Las recuerdo como el campanear de la lluvia
que remonta la memoria más allá de los vientos
en que naufragaron tantos dioses.
Tenían apellidos extraños, tan extraños que ignoro
a dónde fueron a nacer con sus rostros de mestizas malíes o bejaras,
con sus sílabas rotas como caracoles o venganza de pájaros.
Tenían largos y ondulados los muslos y en ellos se podía repetir una guerra,
una alianza de fugitivos o nictálopes,
en sus ojos como almendras humedecidas podía cantar un golfo al mediodía,
en sus senos la madrugada parecía un juego
porque las canoas llegarían a remontar sus aguas para quedarse siempre.
Ellas, en medio de sus orillas,
algunas fueron reinas y sonreían fascinadas desde postales que las hicieron más olvidadizas.


©Alfredo Vanin