20091123

EL GUSTO DE NO TENER NOVIA




Cuando uno está sin novia (como yo) puede ejercer sus manías a diestra y siniestra, sin necesidad de negociarlas. ¿Quieres pasarte la tarde escuchando tu música? ¿Quieres ver todos los capítulos de Star Wars en solo día ? ¿Quieres dedicar la mañana del sábado a ordenar tu colección de discos y la noche a carcajearte con "Married with children"? ¿Quieres irte con tus brothers a jugar fútbol y cerrar el partido con un par de cervezas ? ¿Quieres encerrarte a leer o escribir sin interrupciones? ¿Quieres enchufarte el Ipod en las orejas y escuchar todos los tracks hasta quedarte dormido? ¿Quieres simplemente andar en pelotas todo el día, pedirte una Súper Pizza por delivery, hacer Sudoku como un enfermo y zappear todos los octavos de final de la Champions League? ¡Pues hazlo! Hazlo, varón, sin culpas ni remordimientos. Hazlo impune e insaciablemente. Hazlo que nadie te llamará para joderte y decirte “Ay, cariño, vamos al centro, pues, mira que hace tiempo que no me llevas”. Hazlo que esta vez no oirás una voz gangosa gritándote al teléfono algo como “¿A qué hora vienes ah? Ya le vamos a cantar happy birthday a mi abuelita y tú ni te apareces”. Hazlo, compadre, que nadie te aniquilará con un abusivo bombardeo de MMS en los que se pueda leer un ultimátum de esta calaña: “acuérdate de que hoy tenemos la reunión de mis amigas . Pasa temprano por mí y, por favor, ahora sí arreglate ese pelo... ya te he dicho que te queda horrible”.

Cuando estás sin novia puedes vestirte como te dé la regalada gana. No habrá quien opine sobre tu atuendo con esas poco delicadas (y siempre dramatizadas) recriminaciones del tipo “¿Otra vez vas a salir con esa camisa vieja? ¡Es la tercera vez que te la pones en un mes!, ¡Encima, te queda grande!”, o “Q-u-í-t-a-t-e esas zapatillas ahorita mismo que así no salgo contigo ni a la esquina, ya sabes” o “Ay, no, amor, estoy demasiado elegante para ti. ¿No tienes un blazer? ¿Y el saco que te compre en España? ¿No te gustó no? A ver, pues, póntelo si me quieres. No seas asi. Mira que yo estoy toda linda y tú con esa camisa marrón del año de la pera” (¿a propósito, quién carajo sabe por que la pera?, ¿alguien sabe?).

Cuando estás sin novia puedes mirar a todas las chicas y salir continuamente de cacería. Puedes corretear chiquillas, seducir a mujeres maduras y -lo mejor- mandarles correos electrónicos ‘casuales y espontáneos’ a tus ex. Cuando estás sin novia puedes volver sobre tus pasos y averiguar dónde está esa chica linda que te daba bola cuando andabas emparejado. Cuando estás sin novia puedes pararte en mitad de un parque y, cual si fueras Mel Gibson en Brave Hart, gritar “Freeeeeeedooooooooooooom” hasta reventarte los pulmones. Y si te provoca salir a bailar y no tienes con quién, no importa: puedes sumergirte en la pista de baile de algún bar o cafe oscuro y tumultuoso y desintegrarte, jubiloso, en medio de la multitud. Cuando no tienes novia puedes organizar tu agenda a la medida de tus tentaciones y tus necesidades. Puedes ahorrar o despilfarrar, indistintamente. Puedes quedarte a dormir donde mejor te acomode. Puedes embriagarte sin tener que pensar en las excusas del día siguiente. Puedes burlarte de tus amigos pisados y pedirles a sus novias que te presenten amigas solteras para un flirteo ocasional. Cuando estás soltero abres la puerta de tu casa con una sonrisa Aquafresh y sales a la calle con la secreta convicción de que eres amo, dueño y dictador de tu futuro.

Sin embargo, cuando estás solo(a) a veces también ocurre que te cansas de estarlo. Y entonces, como la buena bestia inconforme que eres, muy pronto echarás a perder todo lo ganado. Renegarás de tu suerte, creerás que eres un desgraciado (a) y, arriesgando tu preciada independencia, te pondrás a buscar novia (o) como si en eso se te fuera la vida. Si tienes algo de tino y auto estima, por lo menos lo harás en medio de la más absoluta discreción, como para que nadie se percate de tu asfixia. Pero si no, si en el fondo eres un(a) pusilánime y tienes alma de Pajarito tierno, te pondrás a buscarla(o) con todos los aspavientos del caso y, en el colmo del trastorno, en el exceso de la necedad, hasta es posible que un día cualquiera -un jueves de mayo, digamos- abrirás un nick en un match-finder en Internet para encontrarla(o). CAVILACIONES.
CíRCULO D. M.




J.L. Ramos