Para culminar este día de mi cumpleaños, he reservado cinco entradas para ir a ver esta noche a las doce, la premier de Harry Potter and the Half-blood Prince. Estas fueron las palabras de la niña-mujer que ayer cumplía dieciocho años, y las que estábamos con ella, mayores que la chiquilla, seguimos dándole caladas a nuestros cigarrillos sin demostrar entusiasmo alguno.
Pero, ¿cómo nos íbamos a negar? Allá, que tras un día de cumpleaños, barbacoa de carne y pescao incluida, nos tomamos un cafetazo y nos montamos en el Volvo, para dirigirnos a la última entrega de la pesadísima saga del chaval con poderes mágicos.
¡Qué dineral ha debido ganar la autora, no sé qué Rowling! Los cines estaban a reventar, dos salas enormes albergaban a los fanáticos del muchachito con su varita luminosa. Para mí, que por principio no me gustan las pelis comerciales, la cinta sólo llamaba mi atención por el tema de los efectos especiales.
Resumiendo, no voy a aburriros, la peli me pareció una mezcla de Beverly Hills 90210, Embrujadas y Superman 3 (con los tres malvados vestidos de negro). Diez euros me sacaron por visionar semejante maravilla mundial. Dos horas y media, con pausa incluida y anuncios diría tres, de movie que no termina de arrancar. Parecía que empezaba la acción, pero no. Y así, casi tres horas.
¿El final? Bueno, como se trata de una colección de libros hechos pelis, no hay un final final. Todo es una continuación. No hay conclusión ni moraleja. Para llegar a descifrarla, quizá debería acudir a los cines cuando saquen las dos últimas entregas de ésta, la octava maravilla del mundo.
Pues, ¿qué quieren que les diga? Ya tengo la moraleja: cuanto más famosa la peli y más esperada, más probabilidades de que sea un rollo.
Ahórrense esos diez euros, al menos es lo que cuesta el cine o bioscoop en Holanda, e inviértanlos en un buen tanque de cerveza y un paquete de tabaco con un amigo.
Claro que, lo feliz que hicimos a la cumpleañera, ¡no tiene precio! DISTORSIONES. CíRCULO D.M.
Pero, ¿cómo nos íbamos a negar? Allá, que tras un día de cumpleaños, barbacoa de carne y pescao incluida, nos tomamos un cafetazo y nos montamos en el Volvo, para dirigirnos a la última entrega de la pesadísima saga del chaval con poderes mágicos.
¡Qué dineral ha debido ganar la autora, no sé qué Rowling! Los cines estaban a reventar, dos salas enormes albergaban a los fanáticos del muchachito con su varita luminosa. Para mí, que por principio no me gustan las pelis comerciales, la cinta sólo llamaba mi atención por el tema de los efectos especiales.
Resumiendo, no voy a aburriros, la peli me pareció una mezcla de Beverly Hills 90210, Embrujadas y Superman 3 (con los tres malvados vestidos de negro). Diez euros me sacaron por visionar semejante maravilla mundial. Dos horas y media, con pausa incluida y anuncios diría tres, de movie que no termina de arrancar. Parecía que empezaba la acción, pero no. Y así, casi tres horas.
¿El final? Bueno, como se trata de una colección de libros hechos pelis, no hay un final final. Todo es una continuación. No hay conclusión ni moraleja. Para llegar a descifrarla, quizá debería acudir a los cines cuando saquen las dos últimas entregas de ésta, la octava maravilla del mundo.
Pues, ¿qué quieren que les diga? Ya tengo la moraleja: cuanto más famosa la peli y más esperada, más probabilidades de que sea un rollo.
Ahórrense esos diez euros, al menos es lo que cuesta el cine o bioscoop en Holanda, e inviértanlos en un buen tanque de cerveza y un paquete de tabaco con un amigo.
Claro que, lo feliz que hicimos a la cumpleañera, ¡no tiene precio! DISTORSIONES. CíRCULO D.M.
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