20241010

Ricardo Parra Vargas, héroe.

 



 

Escrito por R. de López.

 

Durante las décadas de 1980 y 1990, el Perú vivió uno de los periodos más oscuros de su historia, marcado por la violencia subversiva. Miles de peruanos perdieron la vida: civiles, militares y policías. Sobrevivir a esos años de terror fue, para muchos, cuestión de suerte o, quizá, de un destino divino. Entre aquellos que lograron escapar de la muerte se encuentra Ricardo Parra Vargas, un hombre cuyo coraje y determinación lo convirtieron en un sobreviviente de una emboscada subversiva, en la que fue el único que vivió para contar la historia.

Ricardo Parra Vargas fue condecorado el 7 de agosto de 2019 con una medalla y un diploma de honor, un reconocimiento a su valiente labor como miembro de la Policía Nacional del Perú. Sobreviviente de una emboscada en la región de Huánuco, en la que murieron ocho de sus compañeros, Ricardo es considerado un verdadero héroe.

La vocación de Ricardo por servir a su país lo llevó a egresar en octubre de 1985 de la Escuela Nacional de Guardias de la Guardia Republicana del Perú, en la sede de Puente Piedra. No conforme con la formación básica, fue seleccionado para participar en el prestigioso curso de lucha antisubversiva, conocido como "Llapan Atic", que en quechua significa "el que todo lo puede y todo lo hace". Este curso, reservado para los policías destinados a las zonas de emergencia, proporcionaba una rigurosa preparación en técnicas de supervivencia y combate en las condiciones más adversas. Los commandos Llapan Atic eran entrenados para enfrentar las situaciones más extremas, desde rastrear en desagües hasta saltar en paracaídas desde aviones Antonov, pasando por pruebas físicas y mentales que los convertían en verdaderos guerreros.

La historia de Ricardo está profundamente enraizada en la tradición y el trabajo de su familia. Hijo de un maestro albañil y una ama de casa, creció en una familia numerosa, compuesta por ocho hermanos. Aunque vivió sus primeros años en una casa señorial en Miraflores, donde disfrutaba de un vasto jardín con canchas de tenis y una piscina, y donde jugaba entre sapos y renacuajos, la vida dio un giro inesperado cuando la familia tuvo que dejar aquella casona. La familia se mudó a Lince, barrio que Ricardo aún considera suyo, y donde está orgulloso de haber sido vecino de figuras reconocidas como Miguelito Barraza.

El propio Ricardo recuerda con afecto las aventuras de su niñez, cuidando de las aves que su padre cazaba con trampas artesanales, y los recuerdos de su juventud en las playas de Miraflores y Barranco, rodeado de amigos y aventuras nocturnas. Sin embargo, a pesar de su vida bohemia y despreocupada, siempre sintió una inquietud por encontrar su verdadero camino.

Intentó ingresar a la Fuerza Aérea del Perú (FAP) en la especialidad de pilotaje, pero a pesar de haber aprobado los exámenes, el sistema de padrinazgo lo dejó fuera, lo que marcó una profunda decepción en su vida. Posteriormente, su padre, confiando en su potencial, lo motivó a postular a la Guardia Republicana. Con el apoyo de un general cercano a la familia, Ricardo logró ingresar y, aunque los obstáculos no faltaron, finalmente decidió aceptar su destino como guardia, donde forjaría su carrera y su legado.

La vida de Ricardo Parra Vargas es un testimonio de perseverancia, valentía y sacrificio. No solo sobrevivió a una emboscada mortal, sino que se mantuvo firme en su decisión de servir a su país en los tiempos más difíciles, siendo un ejemplo para las futuras generaciones. Su historia, marcada por la superación personal y el honor, nos recuerda que el verdadero heroísmo no reside en el reconocimiento, sino en las acciones que se llevan a cabo en nombre del deber.

2 reacties:

  • Anónimo says:
    10 de octubre de 2024, 5:06:00 p.m. UTC

    Excelente testimonio de Vida de un gran Comando Llapanc Átic, Pacificador Nacional forjador de un gran legado y ejemplo de los nuevos Policías

  • Anónimo says:
    14 de octubre de 2024, 4:41:00 p.m. UTC

    Excelente amigo, padre y buen policía, en su calidad de héroe viviente, es un honor estrechar su mano