20180317

Stephen Hawking



Por Alexa Schulz.

Stephen William Hawking, nació en Oxford un 8 de enero de 1942, coincidió
con que ese día se cumplían trescientos años de la muerte de Galileo y murió
el 14 de marzo de este año, coincidiendo aquí con la muerte de otro grande
de la ciencia, Albert Einstein.
A pesar de sus discapacidades físicas y de las progresivas limitaciones
impuestas por la enfermedad degenerativa que padecía, Stephen Hawking es
probablemente el físico más conocido entre el gran público desde los
tiempos de Einstein. Luchador y triunfador, a lo largo de toda su vida logró
sortear la inmensidad de impedimentos que le planteaba el mal de Lou
Gehrig.
Tras cursar estudios secundarios, Hawking ingresó en el University College de
Oxford, donde se licenció con los títulos de matemático y físico. Hasta aquí
todo normal, como cualquier chico, aunque ya dejaba ver su gran inteligencia
y el amor por las ciencias.
Un día, en una reunión de amigos, en una sesión de patinaje sobre el hielo,
Stephen resbaló y tuvo dificultades para incorporarse. Fue cuando los
médicos le diagnosticaron un trastorno degenerativo neuromuscular, la ELA o
esclerosis lateral amiotrófica. No le daban muchos años de vida y se
equivocaron, aquí tan solo contaba con veinte años de edad.
En octubre de 1962 inició su doctorado en el Trinity Hall de Cambridge.
Mientras cursaba su doctorado se casó con Jane Wayline, con quien tendría
tres hijos. su pasión por el estudio del origen del universo fue en aumento, y
sus investigaciones se centraron en el campo de la relatividad general,
particularmente en la física de los agujeros negros, descrita por primera vez
por Robert Oppenheimer en 1939.
Hawking no sólo es comparable con Albert Einstein por su popularidad: al
igual que el formulador de la teoría de la relatividad, Stephen Hawking se

planteó la ambiciosa meta de armonizar la relatividad general y la mecánica
cuántica, en busca de una unificación de la física que permitiese dar cuenta
tanto del universo como de los fenómenos subatómicos.
Sus estudios sobre los miniagujeros negros lo llevarían a combinar por
primera vez la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica para resolver el
problema de estudiar estas estructuras de dimensiones muy reducidas y de
densidad extraordinariamente elevada, sobre las que no se creía que se
pudiese obtener algún conocimiento.
Pero a medida que los logros intelectuales y los reconocimientos se iban
sucediendo en su vida, también avanzaba el proceso degenerativo de su
enfermedad. Primero la inmovilidad de sus extremidades lo llevó a depender
de una silla de ruedas; después la parálisis se extendió a casi todo su cuerpo;
en 1985 contrajo una neumonía que obligó a los médicos a practicarle una
traqueotomía, tras lo cual perdió completamente el habla. A partir de
entonces sólo pudo comunicarse mediante un sintetizador conectado a su
silla, pero ni siquiera eso lo desmoralizó: escribió otros siete libros y siguió
publicando artículos e impartiendo conferencias.
Hubo más libros, como Agujeros negros y pequeños universos, El universo en
una cáscara de nuez o El gran diseño. Podemos hablar horas y horas de este
gran científico, que a pesar de los dictámenes médicos, vivió muchos años
para beneficio de la ciencia. Círculo Dilecto hace este pequeño homenaje y
les recomienda ver “La teoría del Todo”, una película biográfica, basada en
las memorias de Jane Hawking, su primera esposa, donde podrán ver la parte
humana y romántica de este gran personaje. Fuente: información abstraída de Wikipedia. CíRCULO D.M.