por Ruth Iturriaga de Segall.
Cada día ilumino el amanecer de la vida,
razón que no das una esperanza fallida,
ni tristezas inicua, ni labor indigna,
al contrario solo veo un camino que
nosotros somos el cimiento nuestra dignidad.
Con una mirada de alegría
para que mi verso brote de manantial sereno;
y con una sonrisa, que una fuente mana dentro de mi
corazón, le saludo.
Resplandeciente dejo un mensaje en
el jardín universal.
Qué belleza, la paz, abrazándose.
Recibimos un tierno abrazo en el jardín universal.
Debido a la belleza y paz nos abrazamos,
Recibimos una afectuosa caricia.
Mi corazón siente el amor y la paz de la humanidad.
Creo, la belleza de la vida y la gente.
Me siento profundamente involucrada con usted
Surge en mi un
abanico de amor.
Es el momento del crepúsculo,
es la hospitalidad
Es un mar de sueños e ilusiones,
un albergue de olvidos que mecen sueños dorados.
Secretos en la distancia de la tierra oculta.
Que se entregan cobijados bajo.
el resplandor de la luna.
No estamos
solos en estos días,
inclusos son
días de espíritu de solidaridad
y apertura al
diálogo humano.
Nos apartamos de la soledad
y envolvemos la tierra con color de piel.
Voy declamando para usted en palabras,
le doy ritmo, melodía y cariño
Las notas suenan como allegros.
Son voces cristalinas
Es un concierto del corazón y con mucha luz,
es nuestra luz de cada día.
Al atardecer urdo la luz que inspira alegres melodías.
ya en el comienzo un atisbo de esperanza en el corazón.
Le damos una imagen de alegría.
Nos elevamos juntos hacia la luz.
para dar a la luz sueños y ecos de unidad.
Son como el río que desenbocan en el mar
Que se extiende en nuestra sociedad para concebir la vida
Me inspiro en estos días, gracias a usted.
Con todo amor. SIN VéRTEBRAS. CíRCULO D.M.
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