por Velda van der Zwaan
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-Su estado de cuenta bancaria está en rojo. Sus current bankbewegingen están que
arden. Qué piensa hacer usted al respecto, mevrouw Z.?
-Bueno.. (mirando con ojos bien abiertos al interlocutor en ciernes) todo está en un estado
de continuo fluir. Estoy en el proceso de cambiar esos movimientos. Me siento positiva al
respecto. Todo necesita tiempo.
-Ejem.. claro, entendemos (su cara denota preocupación). Nos satisface saber que están
sucediéndose esos cambios en aras del buen y continuo fluir con nuestra entidad
bancaria. Usted sabe, mevrouw Z. que estamos a su servicio, si necesitara asesoramiento
sabe que puede contar con nosotros. (sonrisa de satisfacción, de eso se trata todo).
-Gracias. De verdad. Para mí es un gran alivio saber que puedo contar con su ayuda y
buena disposición. Los iré informando sobre el proceso. Estoy en ello. (cierra telón.)
Pasaban los días, y en kleine Lelydorp la vida seguía su continuo rodar. Como las ruedas
mágicas de la cruise. Los días se pasaban. Y la angustia, el temor, el stress.. pasaban a
perderse en la distancia. Estaban ahí. Siempre. Ocultos. Igual, yo sabía, el presente era mío.
Vivir sólo cuesta vida, cantaba el Indio (Solari). Y es verdad. La vida es ese continuo fluir de
circunstancias que parecen ir completamente opuestas a lo que esperaríamos. Igualmente,
los polos se atraen, las cuerdas se unen y todo es parte de un universo paralelo que está en
todos lados. Todos somos uno.
Entre las correrías de la vida, el ser madre soltera, las mil y una noches, todo exacerba el
infinito. Y ese sentimiento tan pleno, y tan oscuro al mismo tiempo, tan cargado de intensidad
que habita. Casi duele.
Y entre estas pausas del tiempo y las peyorativas sinceridades de cada uno, mevrouw Z.
sabía – confiaba con todos sus santos y ángeles a coro en trino vivo – que el tiempo
superaría todas las expectativas. Ese tiempo que ella misma tenía que darse. Ella sabía. Las
ideas galopaban, por momentos echaba rienda suelta a toda esa melena. Sabía que llegaría
ese día. Se estaba preparando. Era cuestión de ver la oportunidad y tomar coraje.
Vivir sólo cuesta vida. Y esa vida se va.
Hay una llama, una luz brillanteque encandila todo a su alrededor. Ese aura llega lejos por
kilómetros. Todo lo toma, todo lo absorve. Lo vive. Lo siente. Lo hace suyo. Es un cambio de
energías. Se transforma.
Los pensamientos son sagaces. Saben. Lo que las palabras dicen. Ahí está la clave.
Momentos dulces. Tiernos. Llenos de vida. Esos hijos de la vida.
Lo que soy y lo que no soy. El otro que es igual a mí, y al mismo tiempo es otro. Es diferente.
Tiene otros rasgos. Otra idiosincracia. Otro mundo. Otras preferencias. Otras muchas cosas.
Infinitas. Un mundo vasto de diferencias. Que nos unen.
Los polos se atraen, más es menos y menos es más.
Yin y Yang.
Al comenzar, pensaba en esos desaires que tiene la vida. De llamarte la atención donde más
te duele. En tu libertad.
Es un proceso. Todo lo que me permito a mí misma, lo permito en los demás. Todo lo
negativo atrás. Fuera bicho.
Afuera en ese incomensurable mundo, detrás de esa puerta en kleine Lelydorp, se aspira aire
nuevo. El cielo está abierto, tan cerca que parece de algodón. Supera todos los matices de
una pintura al óleo colgada en el Rijksmuseum.
Lo que hay, lo que somos, lo que recibimos y damos. Nuestra energía. Lo que manifestamos.
Es este contínuo fluir de acontecimientos, algunos al alcance de mi mano, otros lejanos y
otros muchos cercanos al alcance de mi radio.
Fluye todo fluye. Y se va la vida. Pasan los días, las semanas. Y todo pasa. Como tiene que
ser. El continuo cambio, el fluir. Vamos y venimos.
El estado de la cuenta. Ah, sí. Está en continuo cambio. Ahí, donde te duele y te falta coraje
para admitirlo. El coraje, esa palabra que te regala la voluntad, buscar más allá de tu comfort
zone, para saber dónde estás. De cara al mundo y a vos mismo. Spiegels.
Cambio y fuera. SIN VéRTEBRAS.
CíRCULO D.M.
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