por Luciano Delillo.
Hoy en la mañana hace un frío maldito en Ámsterdam. Bien abrigado salí en mi bicicleta con bufanda de lana de alpaca, guantes de piel de cordero y mi infaltable pasamontañas.
En la esquina de Beethovenstraat y Apollolaan el semáforo
estaba en rojo. Paré. Una mujer de alcurnia, de unos 50 años, paró también en seco. Giró su cabeza
y me vio, para su gusto, demasiado abrigado.
Je moet douchen voordat je op de fiets stapt, dat helpt tegen de koud, me dijo.
Morgen ga ik onder douchen, le respondí.
Je moet douchen voordat je op de fiets stapt, dat helpt tegen de koud, me dijo.
Morgen ga ik onder douchen, le respondí.
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