Por Silvia Titus
Llevo 13 años de vivir en Holanda
y sé que yo jamás llegaré a ser completamente holandesa y tampoco puedo ser
completamente guatemalteca pero saco lo mejor de los dos países y trato de ser
feliz con lo que tengo.
Cuando recién vine a Holanda me entró una
depresión que me duró dos años por el cambio de vida de 180 grados que tuve pero
con el tiempo he ido apreciando más y más este país. Todavía no he logrado acostumbrarme al clima,
la falta de la amabilidad de la gente, el exceso de individualismo, la falta de
cultura culinaria, y algunas cosas de la cultura holandesa en general (nada de
espontaneidad, formalismo exagerado, egoísmo, etc.) pero también hay muchas
cosas que aprecio: la estabilidad, la
seguridad, la multiculturalidad de Amsterdam, el andar en bicicleta, la
organización, las vacaciones, los beneficios, las posibilidades de progreso,
etc.
Por eso mismo después de haber pasado ya dos
Mundiales de fútbol acá en Holanda en este tercero el patriotismo me ha pegado
de una manera inimaginable. Con esto no
quiero decir que no me siento guatemalteca.
Simplemente que mi parte holandesa me ha llamado y se ha impuesto porque
su equipo de fútbol está todavía en el Mundial y ha quedado entre los cuartos
de final.
Ya todos sabemos como es la fiebre
mundialista: nos tomamos todo a pecho,
gritamos, lloramos, maltratamos, somos los grandes expertos en fútbol aunque no
nos sabemos bien las reglas, opinamos de que si fue o no penal, si el referí es
comprado o no. Sabemos cuando se
equivocaron en darle una tarjeta amarilla a alguien, cuando marcaron un fuera
de lugar que no debió de ser, o cuando no marcaron o marcaron un penalti y
damos nuestras razones del por qué.
En el Mundial todos se vuelven patriotas, a
veces en exceso. Algunos de nosotros nos
volvemos patriotas de los países en los que vivimos. Otros adoptamos un país cualquiera y lo
hacemos nuestro país, solo porque nos gusta o porque tenemos amigos en ese
país. En el último partido Holanda
versus Costa Rica, todos los guatemaltecos y mexicanos iban por Costa Rica. Cada cúal por distinto motivo: Los guatemaltecos por ser Costa Rica un país
centroamericano y los mexicanos porque querían que los costarricenses sacaran a
Holanda del Mundial por venganza.
Hay una cosa que me ha llamado la atención en
este Mundial y es que la gente espera que como eres latinomericano tienes que
ir ya sea por España o por algún país de Latinoamérica. Cuando dije que iba por Holanda y tuve que
defenderme diciendo que tenía el derecho de ir por Holanda porque vivo 13 años
acá y tengo el pasaporte holandés me contestaron: “ Pero tu eres de Guatemala. No olvides tus raíces.“ Una cosa no tiene que ver con la otra. Para empezar, Guatemala ni está en el
Mundial. Y si estuviera iría por
Guatemala y por Holanda. No tengo por qué ir por países latinoamericanos
si mi vida está acá, en Europa.
Eso no me hace superior a ninguno ni mucho
menos. Simplemente que estoy haciendo la
vida en Europa y toda la información que me llega por distintos medios es la de
Europa. Sí leo noticias de Guatemala, me siento tan guatemalteca como siempre, pero
no es lo mismo leer las noticias desde una cafetería en Guatemala a una en
Amsterdam. Estoy a 9,000 kilómetros de
distancia. Es por eso que en cosas del
Mundial voy por un país Europeo y le tengo mas fe a los Europeos. Eso no quiere decir que si la copa se la gana
un país latinoamericano no esté contenta por ello.
Hablando de apoyar a Holanda, cuando Holanda le
ganó a México en el Facebook, tanto mexicanos como gente que no tiene
absolutamente nada que ver con México, dijeron cosas contra los holandeses
insultándolos y llamándolos roba-mundiales y al famoso Robben que era un
dramático mentiroso. A mi me llamaron
traidora, vende patrias y me cuestionaban el por qué yo iba por Holanda en
lugar de ir por México, que era un país vecino a Guatemala y por ello debería
ir por ese país. Hasta hay una canción
que la canta una niña de 15 años que se ha hecho viral en el Youtube llamada "Pinches
Holandés”.
Es cierto que el Mundial une a personas y
países pero también provoca peleas, amenazas, noticias falsas, crueldad, odio y
fanatismo mal encaminado. Estas son las
personas que no tienen nada más que hacer en la vida diaria y encontraron un
incentivo para sacar sus frustraciones y culpar a otras personas por ellas.
Ya casi termina el Mundial y con ello terminan
los sueños de quién se llevará la Copa, veremos si nuestras predicciones en las
quinielas nos harán perder o ganar, exaltaremos al que se lleve la Copa o
diremos que no se la merece por… y sacaremos mil ejemplos de juegos
anteriores. Y después del final no nos
quedará nada más que esperar por otros 4 años, cuando volvamos a tener esa
fiebre mundialista contagiosa que nos hace por unos días olvidarnos de la
monotonía y el aburrimiento de nuestras normales vidas.
Yo en lo particular estoy disfrutando cada
partido donde juega Holanda. Lo vivo
como una holandesa total. Cuando Snijder
metió el gol en el minuto 88 a México lloré de la emoción. Cuando Holanda tenía que ir a penales contra
Costa Rica estaba tan nerviosa como cuando tomé el avión que me trajo a este
país sin saber cuál iba a ser mi vida en el futuro. Cada quién tiene derecho de vivir el Mundial
como quiere y apoyar a quien quiera. Yo
apoyo al país que me acogió y me ha dado la mejor etapa de mi vida.
Así que antes de que termine el Mundial solo
diré: ¡que gane el mejor y que viva
Holanda! CAVILACIONES. CíRCULO D.M.
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