Por: Silvia Titus.
La Semana Santa o la Pascua es la conmemoración anual cristiana de la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. En la mayoría de los países es feríado nacional, no importando la religión que uno tenga. Ese feriado cae algunas veces en marzo y otras en abril.
Como yo crecí en Guatemala la recuerdo llena de
color por las procesiones de la iglesia católica. Alfombras multicolores de aserrín, flores,
pino verde o frutas adornando las calles principales de la ciudad de Guatemala
o de la Antigua Guatemala. Los devotos cargadores de la procesión vestidos de morado (en mi pais les llamamos
cucuruchos) y otros vestidos de soldados
romanos. Y la banda que va detrás de
las procesiones, como olvidarla, siempre
entonando canciones tristes y funerarias. Como la mayoría de la población en Guatemala
es católica, hay muchas procesiones como muchos son los devotos que las siguen.
Pero como yo no soy católica lo que más
recuerdo de la Semana Santa es el caos.
El tráfico, los tumultos de personas, vendedores ambulantes gritando, mucha basura, y ruido. Los olores a sudor
mezclado con el de incienso, comida, pino y aserrín mojado. Así que por todo ello yo odiaba la Semana Santa y procuraba irme
fuera de la ciudad Guatemala y de la Antigua Guatemala, que son las dos
ciudades donde principalmente sucede el caos.
Pero no era la única que tomaba esa
decisión. Miles de personas huían al
interior del país así como miles de personas que trabajan en la ciudad pero
vienen de los pueblos, aprovechan para ir a ver a sus familias a sus
respectivos lugares de origen. Así
que el caos también se forma para salir de la ciudad ya fuera en bus o carro,
en las playas, en los pueblos, en los ríos, en todos lados.
Así que para Semana Santa, en los últimos años
que estuve en Guatemala, procuraba no salir para nada. Compraba comida para toda la semana, alquilaba
películas, compraba un par de buenos libros y pasaba mucho tiempo asoleándome
en la terraza de mi casa. Que
maravillosas Semanas Santas fueron aquellas alejada de todos y de todo.
Desde que estoy en Holanda la Semana Santa ha
sido diferente pero más agradable. Acá
no hay procesiones. Amsterdam tiene turistas
durante todo el año pero para topármelos tengo que ir al centro de la
ciudad. Yo casi nunca lo hago. Yo vivo
alejada del centro cerca de un lago, así que es tranquilo. En mi trabajo me dan dos días libres con un
fin de semana de por medio así que cuento con cuatro días libres en los cuáles puedo decidir si me voy de vacaciones a otra ciudad de Europa: Paris, Barcelona, Berlin, Viena, etc. Si no hay dinero para viajar, hay muchas
actividades culturales, deportivas y de entretenimiento. Si le preguntas a un holandés porque es la
Pascua o Semana Santa, no te contestará que es por la conmemoración de la
pasión muerte y resurrección de Jesús.
Te dirá que es un feriado oficial del país.
Las familias holandesas acostumbran a juntarse
y es cuando más comida he visto en las mesas.
Entonces si que parecen latinos.
Lo que más se come son huevos porque son los “Huevos de Pascua” Así que
se comen los huevos al desayuno y también al almuerzo. En la cena se acostumbra a comer cordero
asado.
Los niños holandeses se entretienen buscando huevos decorados que sus padres o familiares han escondido en
lugares estratégicos dentro y fuera de la casa.
Antes de la Semana Santa pueden haber ayudado a su familia a decorar los
huevos.
Me imagino que han de haber misas y cosas
religiosas en algún lugar pero nunca he visto o escuchado nada de ello en los
12 años que tengo de vivir acá.
Ignoro si otros latinos practican la religion
acá porque los que conozco aprovechan esos días para irse de vacaciones a algún
lugar.
Así que no, no me hacen falta las procesiones
ni el caos que provocan. Tampoco
extraño la multitud de gente en las playas,en los balnearios, en los pueblos y
ciudades. Es más, es la única
cosa que no extraño de mi país. Cuando
regreso de vacaciones jamás regreso en Semana Santa. Prefiero evitarla.
Respeto y admiro a los devotos que cargarn las
procesiones y que las siguen. También admiro a la gente que se da a la tarea de
hacer las alfombras. Eso si que me daba
gusto ver, las alfombras tan elaboradas de belleza sin igual. Recuerdo una vez haber ayudado a elaborar una
y fue una gran tarea. Eramos más o menos
diez personas elaborándola y nos tardamos unas cuatro horas para que fuera
deshecha en treinta segundos. Eso me
provocó una frustración que me duró varios días. Nunca más volví a ayudar a elaborar una.
A la final , cada quien celebra la Semana Santa
como mejor le plazca. Lo que todos
hacemos muy bien es aprovechar esos días de asueto, porque los tenemos bien
merecidos.
¡ Feliz Semana Santa a todos! CAVILACIONES. CíRCULO D.M.
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