20110408

CORRECTIVOS INMATERIALES




Mis padres, ambos selváticos, vienen de Soritor, un pueblo cercano de Moyobamba. Llegaron a finales de los sesenta y se asentaron en un barrio periférico de Lima. 


En mi infancia los niños éramos corregidos por látigos, en casa, y chapas de cerveza (volteadas), reglazos ó tirones de patilla, en el colegio.

Pero quizás el elemento de terror ó miedo  más grande era el llamado Cuco para los limeños. Para los selváticos habían otros instrumentos ó correctivos inmateriales más eficaces, que se escuchaban de preferencia a eso de las siete de la noche, a luz de vela. Por que en aquel tiempo, en mí niñez remota no había luz eléctrica hasta la aparición de Estrada, con su ruidoso motor petrolero, que se escuchaba en toda la Zona Vieja de la Tablada de Lurín.

Además del Cuco, los selváticos teníamos al Chulla Chaqui, la Runa Mula y el Tunchi. Yo estaba seguro que alguna vez encontraría un Chulla Chaqui camino al colegio José Maria Arguedas. Éste es un diablo que se transforma en hombre y sólo se le puede reconocer por tener el pie izquierdo de un animal, como pata de jaguar ó de chivo. Se le puede reconocer también por el fuerte olor que despide. Un olor a chivo viejo. A veces creía que aquellos olorosos albañiles colgados en andamios, de quienes no alcanzaba ver sus patas, eran Chulla Chaquis.

La Runa Mula también podría aparecer. Una mujer que por haber tenido relaciones sexuales con un cura (y por extensión algún pastor de la iglesia cristiana) se convertía en las noches en una hermosa mula blanca que era montada por un fanático jinete con látigo en mano. A esta mujer se le podía reconocer, al día siguiente,  pues aparecería con una venda en la cabeza por el fuerte dolor de cabeza que le habría producido la transformación y el castigo sufrido por los latigazos del jinete.


El silbido del Tunchi era mucha veces imitado por mi madre. El Tunchi es el espíritu de los muertos que retorna al mundo de los vivos para cumplir penitencia ó es el alma de alguien que está a punto de morir. Estas almas son entes etéreos con un silbido lúgubre que los selváticos reconocen inmediatamente.

Razones más que suficientes para quedarme en casa y en vez de estar en la calle leer libros que el tío Hugo Nuñez nos traía del Instituto Nacional de Cultura. CAVILACIONES. CíRCULO D.M.