20090704

allá donde estés


por: María Cahuste Napinte



Nunca me ha gustado formar parte de un movimiento masivo, pero esta vez, me apunto a él. Ha muerto el Rey del Pop y yo, lo he sentido.

¿Porqué un cantante tan lejano a mí, que ni siquiera formaba parte de mis discos de primera necesidad, me hace sentir pena una vez que ha dejado este mundo? Respuesta sencilla, porque se trata de Michael Jackson. Porque su música me ha acompañado durante toda mi vida.

No voy a enumerar sus discos o los hitos de su carrera. No me los sé, y reconozco que sé muy poco sobre sus escándalos, manías y todo tipo de detalles morbosos de su vida. Al contrario que muchos periodistas de televisión, que como cotorras hablaban sobre el astro del pop alrededor de una mesa en horario de medio día, como si hubiesen sido sus seguidores o biógrafos números uno, me limito a contar en este blog, lo que el Rey del Pop ha sido para mí.

Recuerdo cuando pusieron su videoclip más famoso en televisión. Yo tenía pocos años. Mis padres y mis hermanos estábamos en la casa de mi abuela. Mi hermana, al ver la cara del hombre lobo del Thriller, saltó desde enfrente de la televisión, hasta el sofá que estaba al fondo de la salita. Del susto, saltó por encima de la mesa, llena de miniaturas, y aterrizó en el mullido sofá.

Como nos gustan las pelis de miedo, ese videoclip, nos cautivó. Teníamos menos de diez años, pero Jacko había entrado por la puerta grande a nuestras cortas vidas, con su baile espectacular, con su puesta en escena, con su ritmo inconfundible, magistral, con su tez morena, su dulce y joven belleza.

Siempre me dio la impresión de que este cantante, una superestrella, estaba desamparado en la arena discográfica. Repito que no sé mucho sobre él, pero me encantaba, como a cualquier otra persona con buen gusto musical y amor por el baile. Nunca me creí el morboso capítulo sobre sus inclinaciones con los niños. En mi cabeza no cabe, que unos padres acepten dinero, a cambio del silencio, después de que un maníaco haya abusado de su hijo. Creo que todo fue un montaje. Michael Jackson podría no haber sido un santo, pero tampoco un pederasta.

Te has ido, Michael, y lo que más me apena es pensar que, siempre rodeado de crápulas, moriste solo. Y yo, que medito sobre la muerte amenudo, creo que en esos momentos antes de desvanecerte, debiste sentir tanto miedo, y me dan ganas de llorar, no porque nunca te veré más, sino por esa vida de estrella inalcanzable, ídolo de masas, y absolutamente solo en la hora de tu muerte.

Te recordaré siempre, como millones de personas, me quedo en mi memoria con tu moonwalk, y tu interpretación de Billie Jean, en el Pasadena Civic Auditorium - Motown 25.

Allá donde estés, siempre te llevaré en el corazón.DISTORSIONES. CíRCULO D. M.