20090218

descripciones


Un día, no muy lejano, me fumaré una pipa de agua con harta marihuana, tanta, para quedarme completamente trastornado y olvidarme de la vida infeliz que llevo, sin casa y sin tener que comer...me convertiré, como sea, un escritor loco y despiadado y diré siempre la verdad de mis alucinaciones y nunca mentiré, ni siquiera, ante mi madre que siempre me inculcó seguir el camino del bien.

Es tarde, lo sé. Desde hace diez años no tengo donde dormir. Tampoco ésta noche. Todo está cerrado. Me huelo todo el tiempo. Huelo a mierda. Y mientras camino por las calles vacías de Ámsterdam comienzo a hablar conmigo mismo, sin obtener una respuesta coherente.

Escribo entonces mis descripciones, ésta noche fría y lluviosa como todos los eneros. Como los diez eneros que paso afuera. En la intemperie. Viendo pasar gente que no me ve. Me siento transparente. Me siento desvanecer y no existir.

Tengo que hacer mis descripciones. De alguna manera tengo que dejar presente que alguna vez habité éste planeta.

DESCRIPCIONES NÚMERO UNO:
Nariz descubierta, ojos de danzante de tijeras, cuello de alambre oxidado, sonrisa de oreja a oreja, huellas digitales, tomas fotográficas, cielo oscuro y cabeza flotante de color rojo y verde.

Sigo caminando con dirección al Mercado Nuevo (Nieuwmarkt), sin zapatos y semidesnudo, a una temperatura de diez grados centígrados, menos cero. Es una locura seguir así, nadie me advierte, ni los drogadictos cerca del FEBO, sigo caminando y por ratos me detengo para sacar mi papelito y seguir escribiendo, para no morirme, para que alguien pueda saber que alguna vez escribí y fui alguien con un buen nombre y algo de educación.

DESCRIPCIONES NÚMERO DOS:
Esqueleto robotizado, supositorio habitado, círculo d m marginal, vía láctea y señales confusas, esquemas perdidos en fotocopias, configuración estúpida.

Escribo lo que manda mi cerebro. Escribo sin tener en cuenta los signos de puntuación. Aunque los usara, nadie entendería lo que quiero decir. Nadie trataría tampoco de descifrar el significado. Sigo caminando, cada vez más lento. Llego a la Plaza DAM y me meto por la calle Kalverstraat. Es domingo. De madrugada. La calle que normalmente está llena de transeúntes y de gente provinciana que viene hacer compras, está desolada. La temperatura ha bajado quizás dos grados más. No siento los dedos de mis pies. Imagino que mañana la gente vendrá y no tendrá dificultad al comprar. Cojo un alambre y me corto el brazo izquierdo para ver si aún tengo sangre. Un chuzo más. La sangre que dejo en los aparadores de las tiendas será limpiada a primera hora.

DESCRIPCIONES NÚMERO TRES:
Abejas aisladas, impenetrables, intoxicadas, materializadas hasta el colmo, civilización limitada, triángulo galáctico.

Sigo caminando sin distinguir ya dónde me encuentro. Me detengo ante una parada del tranvía y veo violentamente pasar uno repleto de gente. Todos me miran. Yo giro y vuelvo a caminar. Mi conocimiento topográfico de Ámsterdam no existe.
Continúo caminando para no quedarme inmovilizado, enfriarme y morir. Escribo.

DESCRIPCIONES NÚMERO CUATRO:
Cabezas rapadas, guitarras, pantalones semi-cortos, zapatilla, evil empire, anarquía ineficaz (subsidiada), papel rasgado, teología de la liberación, gritos de auxilio y dolor, desesperación, marihuana, papel negro.

Sigo sin rumbo. Me gusta y tengo miedo de perderme en este estado. No reconozco nada. Los avisos en las calles están en otro idioma. No los puedo entender. Tengo miedo de auto destruirme. Quiero llorar y no puedo. El espacio del tiempo se acelera y retarda sin tener yo ninguna influencia. Quiero saltar al vacío y volar para salvarme.

DESCRIPCIONES NÚMERO CINCO:
Mujeres con cuerpos de plástico, miembros unidos con aguja e hilo, decoración urbana, bocas pintadas y malolientes, miradas de prostitutas, pelo rubio, vestido de seda, ansias de aniquilación.

Se acabó la merca.



© Rómulo Meléndez, 2002

del libro impresiones, publicado en Ámsterdam por Luciano Delillo