20081209

calendario de cumpleaños



Hoy cinco de diciembre escribo esta nota en estado de ebriedad, sin alcohol. Ayer tomé una caja de chelas. Lo raro fue que no me emborraché. Me invitaron cerveza sin alcohol, en la casa de una amiga holandesa.
Y no es porque haya pasado la barrera de los cuarenta años, que me invitaron cerveza sin alcohol, ni por prevención a conducir en estado de ebriedad, no tengo carro, sólo una bicicleta que se desplaza emanando fuego, como si tuviera un motor turbo.
Me enteré, mas tarde, que es normal que te sirvan cerveza bamba cuando te ven la cara de borracho.

He llegado como siempre temprano a la oficina y encontré un zapatito de cartón con el siguiente mensaje: van Sint voor R....
Una caja de chocolate con la primera letra de mi nombre, R. Además de un libro que se llama Passie voor koken, que me habrán querido decir, hasta casi hago plop y me tiro hacia atrás.

Sinterklaas, el sumo festejo del año, tradición poderosa que ha dejado a nosotros que a duras penas festejábamos la navidad con algún paneton italiano que no es Donofrio ni Motta ni tampoco de Carreta, esos que rebotan como pelota de goma, esos de los que compraba en el bazar de la gloriosa Guardia Repúblicana del Perú, esos que otras veces cambiada por dinero haciendo la llamada jamancia para poder pagar la habitación del hotel.

Tradiciones holandesas como las que cuenta Magally Ariza, importantes para entenderles y tener por lo menos un tema de conversación, que siempre cae bien, cuando no se sabe de que hablar. Sin embargo para mí una de las tradiciones más peculiares de los holandeses es la de colocar un calendario de cumpleaños en el WC, mientras defecas vas chequeando quien está de cumpleaños y entre olores íntimos decides si le enviarás una tarjeta convencional por correo ó un e-card.
El que aparescas en un calendario de cumpleaños es que de alguna u otra forma perteneces al grupo familiar ó de amigos de los dueños de la casa ó por lo menos de hacerte sentirte así, parte de algo.

Veamos si alguien se atreve a escribir más de las muchas tradiciones holandesas, como la de Sarah y Abraham (al alcanzar los 50), sobre cómo se festejan los cumpleaños donde no se baila y sólo se toma café y se habla en voz baja, algo parecido como la asistencia a un velorio. En fin hay mucho para contar sobre los holandeses pero lo que más agrada es el pay dutch el de pagar la mitad de lo que se consume, en compañía de otra persona. En Lima paraba misio por ello de tanto invitar a las hembritas. Por que allí por ser hombre tienes que abrir la billetera, con frecuencia.

Esperemos si ésto trae cola.


© 2008, R. de López