El liberal obispo de arequipa, Chávez de la rosa, a quien debe esa ciudad, la fundación de la casa de expósitos, tomo gran empeño en el progreso del seminario, dándole un vasto y bien meditado plan de estudios, que aprobó el rey, prohibiendo solo que se enseñasen derecho natural y de gentes. Rara era la semana, por los años 1796, en que su señoría ilustrísima no hiciera por lo menos una visita al colegio, cuidando de que los catedráticos cumplieran con su deber, de la moralidad de los escolares y de los arreglos económicos. Una mañana encontrase con que el maestro de latinidad no se había presentado en su aula, y por consiguiente, los muchachos, en plena holganza, andaban haciendo de las suyas. El señor obispo se propuso remediar la falta, reemplazando por ese día al profesor titular. Los alumnos habían descuidado por completo aprender la lección. Empezó el catedrático a hacer preguntas y un muchacho se equivoco.
-Al rincón, quita calzón! –grito el obispo. En aquellos tiempos regía la doctrina de que la letra con sangre entra, y todos los colegios tenían un empleado cuya tarea era la de aplicar de tres a doce azotes sobre las posaderas del estudiante condenado a ir al rincón. Había ya, mas de una docena de niños acumulados en el rincón, cuando le llegó el turno al más pequeño y travieso del salón. Al no saber la respuesta de la pregunta designada, el obispo lo mando al rincón con los demás. El chiquillo obedeció, pero murmurando entre dientes. – ¿que murmuras? –le pregunto el obispo. El pequeño, que no era ni más ni menos que Francisco de Luna Pizarro, le respondió: - solo quería hacerle una pequeña pregunta, su señoría. -adelante –dijo el obispo sonriendo ligeramente. –bueno, yo quisiera saber cuantos DOMINUS VOBISCUM tiene la misa. El obispo nunca se había percatado de cuantas de aquellas frases se mencionaban en la misa. El pequeño observando al pensativo obispo, exclamo: -¡Ah, él mira al techo igual que nosotros! El obispo encantado por la perspicacia de aquel chiquillo, decidió convertirse en su padre y protector.
* Tradiciones Peruanas de Ricardo palma (1833-1919)