20080608

EL «NIÑO» CON SU TRES


Información envíada por Gilberto Enrique, desde Cuba, representante del Conjunto Niño Rivera Jr. además de compositor y cantante.
Gilberto está interesado en buscar un partner en Holanda para relanzar el Conjunto del Niño Rivera con nuevos números en el 90 aniversario de su natalicio que se cumple el 18 de abril de 2009 , cultivan la música tradicional cubana, salsa y boleros Además están trabajando en la culminación de su libro, junto con su hijo Mario Echeverría que es el director del conjunto.
A continuación pueden leer la útima entrevista que le hicieron antes de morir y otros datos del maestro Niño Rivera, para que vean la grandeza como ser humano y como músico.

EL «NIÑO» CON SU TRES
En el principio, fue el tres; pero luego también la composición de temas que «pegaban» —y aún siguen gustando— como «El jamaiquino», «Monte adentro», «Carnaval del amor», «Tú y mi música»…
Para el conjunto Casino —legendaria agrupación que dirigía el maestro Espí y cuna de músicos estelares— el Niño Rivera haría arreglos que hoy son considerados —con modestia— como «buenos» según él mismo le dijera al colega Félix Contreras.
Se supo de su amor por el instrumento —según confesó en una entrevista— cuando un familiar lo vio «enredado» con el tres de su tío Nicomedes «con el diapasón grandón, porque yo era muy chiquito». Enterado el tío de marras, sorprende al muchachito escondido dándole uña al tres y le amenazó pararlo esa noche en el ensayo, ante todo el Septeto Caridad donde tocaba.
Total: poco tiempo después los propios músicos aconsejaron al tío Nicomedes dirigir la agrupación y pasar «al niño» como ¡tresero oficial!
Se llamaba Andrés Echeverría, pero la posteridad lo inscribió como el Niño Rivera.
Había nacido en 1919 en la provincia de Pinar del Río —en el extremo occidental de la Isla— en la calle Retiro de la capital provincial, en medio de una famila de tocadores de tres, mandolina, guitarra, bandurria y el acordeón. Y sobre todo, de soneros. Y naturalmente, eso tenía que pesar.
«¡Pero, mira qué niño ese!», solía decir la gente cuando lo veían tocar entre personas mayores.
Más tarde fue el contacto con el movimiento inspirador del «filin» y las actuaciones en la emisora Mil 10, «…cuando nosotros pasábamos las de Caín, caminando toda La Habana a pie, ¡pasando un hambre del carajo!, sin un centavo».
El Niño reconocía que «adelantó» al escuchar mucha música, lo mismo a Duke Ellington que a Benny Goodman, hasta el punto que aún hoy es posible identificarlo por la sonoridad que arrancaba al tres.
Pero en realidad eran dos en tales trances: el Niño Rivera y el tres, un instrumento tan cubano como las maracas y el bongó.
Con forma de guitarra, con tres parejas de cuerdas y su caja de madera, en sus inicios servía de base para una estructura musical basada en la repetición constante de estribillos de cuatro compases —o menos— conocido como el «montuno» y cantado por un coro; sin embargo, con el tiempo alcanzó personalidad y protagonismo propios y hoy es parte del acervo musical nacional.
En Cuba, y quizás en unos cuantos lugares allende los mares, es notoriamente famoso aquel tema cantado por Merceditas Valdés —la pequeña Aché— y basado en unos versos de Nicolás Guillén, que en el estribillo enunciaba: «¡Quirino con su tres!, ¡Qui-ri-no-con-su-tres! ¡Ay..., Qui-ri-noconsu-tres!»
Tal vez Guillén, Poeta Nacional de Cuba, anduvo escuchando la forma de asumir el ritmo de un tres para crear este sencillo apotegma sonoro en su poesía negrista y musical cubana, como homenaje a las raíces.


Y así lo es, tanto y tan bueno, que por estos días de noviembre celebramos en Cuba un encuentro dedicado al tres y al laúd. El primero, parafraseando a lingüistas y filósofos sería, más o menos, como la «envoltura material» del son. El laúd, justo decirlo, ha sido el instrumento por excelencia de la música campesina en esta tierra.
Plectro Habana 2003 se llama el evento y será una fiesta para los treseros que en Cuba hubo, hay y habrá. Y por si fuera poco, un montón de músicos de altos quilates andan ya proponiendo, en donde sea menester, elevar al Tres a la categoría de instrumento nacional.
¿Nombres famosos? Junto al del Niño está el de Arsenio Rodríguez; en la actualidad, Pancho Amat —para no hacer muy larga la lista— tresero mayor, ex integrante del grupo Manguaré y hoy al frente de su propia banda sonera, es uno de los muchos virtuosos que dan fe para tanta devoción.

Pero ahora, desde algún lugar de la eternidad, es muy probable que el niño Rivera, abrazando su tres y con un plectro —o uña— en ristre, se revuelva de impaciencia por sonar desde el paraíso, y que la sonoridad del instrumento, construido, claro, por un luthier celestial, se oiga en Cuba en medio de una arrebatadora pachanga de treseros.
27 de enero de 1996. Falleció en La Habana Andrés Echeverría, quién llegó a ser conocido en el mundo artístico con el calificativo de Niño Rivera. Nacido en la ciudad de Pinar del Río, en 1934 se trasladó a La Habana e ingresó en el sexteto Boloña. Seguidamente formó parte del sexteto Bolero y ya en 1945 creó la agrupación que dirigiera hasta su muerte. Como compositor la creación suya que obtuvo más popularidad fue la titulada El Jamaiquino.

TRES
Instrumento de cuerdas (cordófono), típico de Cuba. Se trata de una de las modificaciones de la guitarra, en el proceso de transculturación ocurrido en América durante la época de la colonización, que dió origen a otros similares, como el cuatro venezolano o el charango del altiplano. Posee tres cuerdas de acero, dobles, que se afinan al así : dos en octava alta y la otra en una octava mas baja, en re menor. Por la tensión de las cuerdas, no se interpreta con uña o yema de dedos, sino con una púa o punta elaborada de carey u otra sustancia dura. El investigador Alberto Muguercia realizó en la zona oriental de la Isla múltiples investigaciones sobre el son, sus creadores e instrumentos, y ha dicho sobre el tres que "los primitivos eran hechos con cajas de madera de las usadas para envasar bacalao. El brazo se hacía de una madera más fuerte y las cuerdas de curricán encerado. Nené Manfugás, personaje casi legendario, lo tocaba, sobre 1892, por las calles de Santiago de Cuba, traído de Baracoa". Esto coincide con una afirmación anterior de Sindo Garay, que aseguraba la procedencia baracoesa del instrumento. Ha sido y es básico en la interpretación del son. Desde el trovador solitario que entonada "reginas" (regineros) o cuartetas de un coro interminable, hasta los septetos y conjuntos, el tres ha sido básico en el son. Entre los notables treseros cubanos están Arsenio Rodríguez, Niño Rivera, Francisco Amat "Pancho" y Efraín Ríos, estos últimos, autores de textos para la enseñanza popular y académica del instrumento.