20080216

La economía de lo intangible




por: Gloria Rodríguez Pinar

En un principio fue necesario para los Estados crear cuentas nacionales de ingresos para justificar los pagos de guerra. Por tanto fue necesario tener en cuenta solamente las actividades que generasen dinero en efectivo. El estado actual del mundo es el resultado de ese sistema que sigue atribuyendo más valor a la guerra que a la paz.


Este sistema hace caso omiso a la conservación de los recursos naturales o al trabajo no remunerado de la reproducción de las vidas humanas por no hablar de su crecimiento y cuidado. Se nos ha hecho creer que la economía de mercado es el sector principal de la economía predominante. Sin embargo es la otra economía, la economía de lo intangible, la que constituye uno de los pilares fundamentales en los que se asienta la Economía de Mercado para realizar sus operaciones, sin una no existiría la otra.


Cada actividad que pasa por el mercado tiene efectos en el crecimiento económico, incluso las catástrofes, los accidentes o las guerras que impulsan y aceleran el ritmo económico de una manera considerable.

Pero centrémonos en el tema. ¿Sabemos calcular cuánto cuesta un árbol? ¿Cuánto cuesta la destrucción que origina una guerra? Ó ¿ Cuánto cuesta una montaña entera? Ó ¿La vida de una persona al cuidado de la familia o al servicio voluntario de una comunidad? A veces escuchamos que el valor de la vida y de la naturaleza tiene un valor incalculable y no tiene precio, aunque con ello se esté expresando el deseo de no calcularlo.

Una montaña tiene una actividad económica eterna, su producción se asemeja a la de una factoría que jamás deja de producir aire acondicionado, perfectamente regulado y de veinticuatro horas de producción continua. Una montaña o un bosque pueden durar eternamente si se cuidan y podemos dejárselos a otros para que lo disfruten.

En las contabilidades nacionales no se tienen datos de lo que cuestan las especies autóctonas de su flora o su fauna o el impacto medio ambiental por la contaminación de un río, no tiene valor cuantitativo pero si lo tiene cuando contamina porque su inutilización implica pérdidas para la agricultura, la ganadería o el turismo de una región.

Tampoco se valora el trabajo de las personas que dedican al cuidado de la casa y la familia, trabajo en el que se destacan las mujeres, su labor se considera gratuita, son servicios que ellas ofrecen a la comunidad sin pedir nada a cambio, y no se valora porque este trabajo está hecho dentro de casa.

La economía de lo intangible, representa la producción y el trabajo no remunerado de las familias, de los vecinos, y pequeñas comunidades que son responsables del bienestar directo de la gente y de la protección de la naturaleza y la vida social y cultural de las comunidades así como de la productividad de la naturaleza.

Esta economía está basada en el altruismo, el voluntariado, la cohesión familiar y comunitaria, la cooperación, el reparto, el respeto por el entorno y los derechos de las generaciones futuras y la conservación de todos los recursos humanos y naturales.

En las principales corrientes económicas, los hogares son sólo considerados como unidades de consumo, cuyo objetivo es consumir. Pero en realidad, las familias son centros de producción, producen cuidados básicos de diversas formas todos los días, producen educación, bienestar, salud, confort, aprendizaje, felicidad y un sentido de satisfacción que no está disponible en el mercado a ningún precio.

Sin embargo esta intensa producción permanece oculta y por lo tanto ni se reconoce.

Esta intensa actividad fuera del mercado podría y puede convertirse en una poderosa herramienta frente a la economía de mercado, en mano de la gente.
Es la fuerza de los pobres.
La ayuda mutua, la auto-confianza local, las pequeñas empresas, las tecnologías de los recursos renovables y la descentralización de los poderes económicos y políticos, la experiencia de convivir, el sentido de pertenencia a un lugar, la alegría de vivir y hacer cosas juntos, pueden ser otra vez más importantes en la vida que el dinero.


El Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial no puede o no quiere ocuparse del estado de esclavitud de millones de personas en el que se encuentran en todo el mundo, ni de los daños colaterales de los conflictos bélicos, porque su objetivo es sólo económico y solo desea obtener más y más.

La contabilidad Nacional actual reproduce sistemas que sólo guardan relación con el mercado. Por ejemplo pueden contabilizarse las pérdidas por un vertido químico, se estiman los daños a empresas y particulares y se calcula lo que se deja de producir. Sin embargo no se calcula el potencial ecológico destruido.

Existe una dificultad conceptual para que determinados bienes y servicios entren en los libros de contabilidad de las naciones, en definitiva el mundo, asiste impávido a una contabilidad sesgada, que atiende tan sólo a los valores monetarios y todo aquello que se aleje de los índices del mercado o el pretendido desarrollo quedará excluido.


Los profesionales de la economía son un grupo social limitado de personas, privilegiados económicamente que sirven sólo a los intereses de una minoría. Sus argumentos envueltos en un lenguaje misterioso y críptico y llenos de datos, no promueven la reflexión y el análisis de la situación. De esta forma
se favorece el desinterés de una ciudadanía que preocupada por su supervivencia diaria, no consigue comprender las reglas y dinámicas que gobiernan el espacio que condiciona de forma decisiva su bienestar.

Según el modelo que gobierna nuestras vidas, todos los países del mundo tienen que adaptarse a las normas de la contabilidad occidental o de lo contrario, ni el Fondo Monetario Internacional, ni el Banco Mundial atenderán sus peticiones.
Entre estas normas se encuentra una que es totalmente esencial, y es la de Que se incluye y qué se excluye del Sistema? Se incluye lo que pasa por el mercado y se excluye al resto.

Así por ejemplo, la producción de armas, de drogas, formas de entretenimiento, de juego, especulación de suelo, invasiones inmobiliarias, extraccion de petróleo, minerales etcétera, pertenecen por derecho propio al sistema económico.

Y las que contribuyen al mantenimiento de la paz, la naturaleza, el bienestar de la gente, la salud, la felicidad, la reproducción humana, el trabajo no remunerado, trabajo voluntario y solidario, etcétera no vale nada.

Esta norma económica, deja afuera a la mitad de la humanidad, y pone de relieve el gran abismo que separa lo que señalan las reglas del juego del sistema económico mundial y lo que sucede en la realidad.

Pero no sólo se produce esta clara desigualdad económica, con ella no sólo se viola los derechos de los individuos se violan lo derechos de la vida misma.

La sociedad civil y la antigua democracia participativa están haciendo ver claramente a los gobiernos que las naciones y el planeta no caben en los estrechos límites del mercado.

En los próximos años se tendrá que llevar a cabo una labor que prevea el valor de las actividades no monetarizadas, trabajo no remunerado o consumo de recursos no monetarios, se tendrá que asumir la reforma de los sistemas
Actuales decontabilidad nacional, para que la otra” economía intangible” no permanezca continuamente invisibilizada.