20220326

Walter Lingán.




UN SALUCITO, DOCTORCITO.

Por Miguel Rodríguez.





Hace pocas semanas me puse en contacto con Walter Lingán, médico y escritor peruano residente en la ciudad de Colonia, Alemania. Acaba de mandarme su libro titulado con picardía lingüística, con sentido del humor, con subversión en esta ruptura del lenguaje –al estilo de Guillermo Cabrera Infante–, Los tocadores de la pocaelipsis,publicado en España. Provocadoramente, Walter asocia términos disparates, ambiguos. No se sabe si habla de esos muebles con espejos que por lo general utilizan las mujeres para maquillarse y retocarse, o si habla de músicos, guitarreros, violinistas, tamboreros u otros.

Leyendo el libro, el lector se entera que se trata de estos últimos. Músicos y apocalipsis. De pronto, Los poetas del apocalipsis. ¿Qué sugiere el título? Trastocada la palabra griega que quiere decir « revelación », inmortalizada en el libro de Juan de Patmos, el título intriga. Además sugiere variantes que pueden ser burlescas, que seguramente lo son; para el interesado, sépase que hay lítotes más complejas que la elipsis: la semi elipsis, la alusión, la metalepsis, la perífrasis, los eclipses y los apocalipsis. Walter es un buen escritor tanto por el estilo como por el sentido del humor, que es fundamental para mi gusto. Me atrevería a decir incluso: lo meramente cómico es fundamental. La literatura huérfana de comicidad, de risa, de carcajada, por muy buena que sea, muestra sus limitaciones –que todos tenemos, por cierto. Los doctores de la gravedad, seguramente, la aprobarán; los letrados moderados, sonreirán; y los rebeldes se reirán de ella, con respeto o no, pero se reirán. Por eso Ulysses, que es un chiste de cabo a rabo, es la obra maestra emblemática por excelencia... pero de la literatura planetaria, mundial, cuidadito con decir « universal » que es muy petulante, aunque se trate de una figura retórica.

Todos los relatos de Walter son muy sanos, muy frescos, y delatan su
condición de forastero en Germania de bella manera, es decir, con arte literario. El bisturí lingüístico acecha, se incrusta y saja. La frase serpentea desde Colonia hasta Hamburgo, pasando por Lima y Estambul. A mi parecer, el peor defecto de Walter Lingán como escritor, la peor iconoclasia, la peor profanación, consiste en el hecho de que toma té con miel en lugar de cerveza, en un país que es, junto con Bélgica, el paraíso de la cerveza, el nirvana de las chelas, el Walhalla de la susodicha hidromiel. En Alemania hay, por lo menos, cincuenta o sesenta tipos del sacro brebaje.

En cuanto a su escritura, ondula bastante bien. Eso del té con miel está en el primer cuento; en otros, felizmente, el protagonista se embriaga. Oye, Walter, no te olvides que la cerveza también es fundamental. Las de Inglaterra, más o menos, lo mejor es que las sirven en pintes; las de Irlanda, son diosas, todas. ¡Ah! ¡Y los jarros de cerveza en la Oktoberfest! ¡La jarra de medio litro perlada de rocío helado! ¡El néctar rubio adentro! ¡Ya empieza la sed, la sed eterna, otra vez!

El año de 1983 estuve en Munich buscándole las faldas a una germánica
rubia y ojiazul como las que nos gustan, de nombre Sabina –y yo pensé en el Rapto de las Sabinas, que vi en el Louvre– que al final, ay, no me lo prestó, sólo pude besarla y acariciarla al borde de un río dorado de cerveza en Munich, aquel 83, cuando llegué a las Europas.

En fin, ya me distraje. Todos tus cuentos son lindos, anecdóticos, cuidadosamente pulidos y barnizados, y sacan pecho por nuestra Latinoamérica.

Los he leído de un solo tirón esta tarde de canícula en Marsella, transpirando y tomando cerveza. Veo que no te disgusta el gran Tito Monterroso, es buena señal, el hombre es un maestro de maestros. No sé por qué preferí ese cuento poético, erótico y antropofágico titulado Un ángel en la puerta del infierno. Se debe, seguramente, entre otras cosas tal vez inefables, a la anécdota del corazón de la hembrita degustado con especias y ají, o sea, en forma de deliciosos anticuchos. Me recordó una anécdota, real o ficticia, poco importa, acaecida en el siglo 12 o 13, aquí en el sur de Francia, por el lado de Toulouse, en la época de los grandes trobadores occitanos. Un rey descubre al amante de la reina y lo manda matar. Da órdenes precisas a los expertos cocineros reales; éstos preparan con el corazón un plato exquisito, misterioso, de sabor desconocido, el cual es servido a la reina infiel en bandeja de plata, con adornos y aderezos.
« ¡Mmmm! », se relame la reina satisfecha, « este plato es una delicia, mi señor y rey. » Sonriendo, el rey le responde: « Nada más normal, reina mía: es el corazón de vuestro amante, el poeta. »

Los tocadores de la pocaelipsis también tienen su gracia, aunque lo
encuentro un poquito largo, de pronto se puede « apretar » más, como diría Cortázar; aunque de pronto el tratamiento del tema al que aludes lo necesitaba, no sé. Veo que la ciudad de Colonia donde resides te ha proporcionado bastante material de escritura. Está bien eso de alternar la jerga, canciones rafaelescas y otras yerbas, en itálica, contrastándolas con el discurso normal, por momentos soutenu, como dicen los franceses, donde Américo Cienfuegos es personaje protagónico.

Una vez te critiqué en un Emilio el uso y abuso de palabras y expresiones en alemán que insertas en tu escritura; retiro lo dicho porque veo que se trata, simple y llanamente, de tu estilo, y estilo es estilo. Suena un poco grave ésto último ¿no? O quizás grandilocuente. Digamos entonces estilacho o estilete.

Está bien ese cuento, pero sigo opinando que se te pasó la manopla en cuanto a longitud o largura, porque cuando más apretado y conciso, es decir eficaz desde el punto de vista narrativo, sea el relato, mejor, acuérdate de Baltasar Gracián.

Aparte de prescribirte, como un médico, excelente cerveza germánica, me permito un consejo, y eso que de médico y consejero nada tengo. Abandona la medicina y dedícate solamente a la literatura. Ya verás que, desdeñando el bisturí, cuchillito, incisidor o escalpelo, empuñarás mejor que actualmente –estoy convencido–, la pluma o cálamo. Escritor eres. También yo ando en estos avatares, en esta lucha. Recibe un abrazo fuerte de tu amigo Miguel.




Marsella, canícula de julio del 2002. SIN VéRTEBRAS. CíRCULO D.M.

1 reacties:

  • AMSTERDAM LATINO, LIRICA NARRATIVA says:
    27 de marzo de 2022, 8:37:00 a.m. UTC

    Buena y extensa crítica del libto, me intraga leerlo, (la crítica, como el comentarista mismo asegura del libro, un loco larga y varia). Una crïtica médica y sin pausa diría yo, ya leerla es un cuentito en si sobre el uso y desuso de matrices literarios. Ahora quedo en duda,té o cerveza en Colonia. Super, odvl