20211029

Requiem para Isabel - Miguel Rodríguez





Por Miguel Rodríguez.

 

 

Política, palabra griega, la polis, la ciudad organizada. El idiotikos, es decir el poeta, no puede entrar en la ciudad protegida por muros, y seguramente resguardada por flecheros, según el infame Platón, el de las sombras en la caverna y otras huevadas, como La República, donde excluye a los poetas, como ya dijimos, los idiotikos. Idiota, etimología preclara, es el hombre sin instrucción, el hombre del pueblo, el ignorante en los asuntos de la polis, o sea el poeta, cuando, en realidad, se trata de lo inverso, querida Isa.

    Por eso soy refractario a la política bajo cualesquiera de sus caretas o carátulas. Aunque prefiero tres millones de veces decir que soy de izquierda, ya veremos el porqué, amigos. Mi padre, magistrado de genio y desventurado poeta, trata de hacerme tragar, siendo este jugador un chibolo de ocho añitos, el mil veces horripilante  Manifiesto del Partido Comunista, el tres mil veces indigesto Das Kapital. Después de las barrabasadas de Stalin, que cualquiera comete, mi pata se declara trotskista… Pasan los días, las semanas, los meses, los años, los siglos, los milenios, los millones de años y seguimos con la misma cojudez de la repetición en lugar de la creación, querida Isa.

      Ya adulto, leo refunfuñando Das Kapital junto al otro mamotreto de plomo, el Manifiesto del Partido Comunista, pergueñado con Engels. Son libros verdaderamente horribles, aunque la palabra es corta, pero al menos eran grandes filósofos, grandes pensadores, grandes eruditos, casi como los primeros gringos que llegaron a nuestra América del Norte, más burros que el diablo, sólo ávidos de avidez… Leyendo estos ladrillos descubrí la comicidad esencial de los genios de nuestra especie…. Como el aspecto económico me importa un culo (mentira), la verdad, como sabes, es que yo siempre me interesé, y con creces, en las estupideces esgrimidas con tanto saco  de plomo, es decir en el aspecto cómico. Hay que ser bien huevón para imaginar que todo es plata, que sólo importa la puta plata, que todo es plata, pues no, querida Isa. Riqueza o pobreza en la belleza de esta vida tan múltiple, tan exhorbitante y variada, tan rica y tan buena y, felizmente corta, es lo mismo, la misma chola con otro calzón.

      De mi viejito, que ahora puede ser mi hijo, yo heredo la seudo enfermedad bipolar, de la que todos, sin excepción, somos recipiendarios y exponentes según nuestra pequeñez o nuestra altura. Si el planeta altamente imantado tiene polo norte y polo sur, y si nuestro muy restringido planeta mental funciona en base a los supuestos opuestos, todos somos bipolares, es un asunto de gradación, nada más. Mil veces gracias, querido viejo, mil veces gracias tía Irma Ramírez, ambos en el verdadero cielo, que es cuando escribo esto, por la valiosa herencia… Un día, luego de ganar juicio por conmutación de pena de muerte en treinta años de prisión, el muy pendejo comunista despilfarró en menos de una semana, el equivalente de unos cinco mil euros en pura parranda… « Hay que disfrutar cada instante de la vida » sigue diciendo « así como oyes, CADA INSTANTE, está muy bien que la vida sea corta, pero no chiquita, no miserable »

      Das Kapital. Primera parte. El viejo Marx explica las bases del intercambio comercial, tan eficaz e inhumanamente aplicada por el tío Sam. Esta extravagancia me dio risa, eso de la mercancía, el banco, la moneda, si la vida es gratis. Puesto que la diosa es gratuita, todo debe serlo, nada más evidente… « El valor de una comunidad representa su trabajo acumulado » asevera espantosamente… O sea, a mi entender, se anula de entrada al individuo, que trabaja, es decir es explotado, se enferma, sufre y muere, todos salen ganando, médicos, farmacias, hospitales, morgues, pompas fúnebres, cementerios. De pronto sin decirlo, o sin saberlo, Gringolandia debe su prosperidad mecánica y económica, ni más ni menos, al viejo Marx… Mi querido viejo no era stalinista. Una vez repudió a Nicolás Guillén y a poetas franceses en público, a voz en cuello, pero los camaradas no sólo no le hicieron caso, casi todos le sacaron el cuerpo, menos el doctor Foronda, menos el doctor Barreto, sabían que estaba en lo cierto, querida Isa. El camarada Stalin la cagó, como cualquiera de nosotros.

      Al pasar, aferrado de su mano, frente al juzgado de Primera Instancia, esquina de Espinar y Guillermo Moore (guerrero inglés), cuyo gran personaje, por físico y carácter, era el doctor juez don Leoncio Valderrama, el hermoso secretario Mauro me llamaba « rabanito », siendo mi pata el rábano mayor… Una noche de espectacular borrachera pisquera, gracias a una elección suertuda para él, bautizó nuestra biblioteca Biblioteca privada José Carlos Mariátegui, la otra opción era César Vallejo, que felizmente no se realizó, pero como salió en esa moneda de UN sol que todavía veo volar, gané, ganó el gran José Carlos… Los aburridísimos Siete ensayos sobre la realidad peruana los conozco al revés y al derecho, soy autor de un mini ensayo que felizmente perdí. Así como Vallejo, Mariátegui me resonaba como alquien serio, grave y tristón, no como tú, querida Isa.

      Siglo veinte. Francia. Marsella. Entonces, los reyes del tango, de la cumbia y de la chicha y del mambo, éramos los argentinos, los colombianos, los peruanos, hasta que llegaron  los cubanos y nos destronaron, caballeros. Puede sonar a jactancia, pero qué chucha, hablo de los simples acontecimientos. Lionel Messi ha ganado seis balones de oro. Este jugador, modestamente, cinco Pipilís de oro, por la cosecha de cantidad y calidad de hembritas… Durante cinco años consecutivos, el 91, 92, 93, 94 y 95 fui designado por mis patas el Pipí de oro, no, no, el 93 y el 94 se lo ganó Guillermito, que también se lo ganó el 89 y el 90, aunque él operaba en otro sector, ah, y también volví a ser galardonado el 99, el 2000 y el 2001, disculparán la pequeñez, cuánta vanidad el hombre de la esquina rosada… Un saludo y un gran abrazo fraterno para todos los patas cubanos, Gustavo, Pablo, Quirino, Dimitri, Rubén, Genizio, Alejandro, que me profetizó el Premio Nobel cierta noche de rumba en el Cubaila. Saludos para Alain y Lilí. Y para Rosita. En fin, mientras Messi metía goles, yo distribuía talcos, y ahora ya estoy pal gato al filo de los sesenta… Fidel por aquí, Fidel por allá, Fidel por acá, Fidel por acullá… Pese al calvario en el Caimán, yo sigo siendo hincha de Fidel, y qué. Isa odiaba de Fidel pero, en el fondo, se reía de nuestras controversias. Esta es la mejor imagen del recuerdo, ahora que me parece hablar y reir con ella. Fuimos muy buenos y leales amigos en el sentido del agape (el interesado puede clicar y enterarse vía la omnisciente Wikipedia). Con Félix también, aunque obviamente de otra manera… ¡Viva Félix! ¡Viva Isabel! Si pude viajar a Perú el 88 del pasado milenio, fue porque Félix me bajó el equivalente de mil quinientos euros, que para este millonario generoso era como quitarle un pelo a un gato, querida Isa.

      Lo que más deseo muy sinceramente en esta vida pasajera, amigos, es volverme loco, un loco inocente y benévolo, un loco que sólo se ríe, que sólo goza y no jode a nadie. Lo he logrado dos veces, pero faltan ciertos ajustes. La primera vez que me volví loco, el 2004, cuatro amigas y nada más, cuyos nombres omito para que no me cape mi mujer, las otras, las que habían pichado con Miki Mouse, con otra notable excepción italiana, todas, todas las malditas me sacaron el cuerpo… De los patas, menciono con afecto al Augusto, al Ernesto, al Juan, al Jairo, al Pit, al Juani, y allí muere el payaso… ¿Y el Pipí de oro? ¿Loco? ¿Se rayó? ¿Se le corrió una teja? Como todo Aix sabía que Johnny Pacheco estaba loquibambio, Isa también, pero cuando fui a visitarla me recibió cálida, afectuosa y lujosamente en el hermoso apartamento frente a la hermosa fuente en forma de champiñón, en la rue Espariat, esquina con la rue Aude, la Place d’Albertas.

      Para mí el Caimán es un ejemplo de irreductibilidad, de coraje, de valentía, pero Fidel es un dictador, un tirano, exactamente como Stalin, acuérdate del caso Padilla, dice Isa… ¿Y por qué esa isla de genios nunca obtuvo un Premio Nobel de literatura, ah? le pregunto medio por joder, Martí, José María Heredia, Carpentier, Lezama Lima, Virgilio Piñera, Nicolás Guillén, mi muy admirado (súbito Alzeheimer…), carajo, el autor de Antes que anochesca… ¡Reynaldo Arenas! ¡Guillermo Cabrera Infante!... Leonardo Padura sobre todo, ah? ¿En tu opinión por qué no, mientras que los yanquis tienen diez Premios Nobel por lo menos? ¿Y Paul Auster? ¿Y Henry Miller? ¿Y Anaís Nin? ¿Y Lawrence Durrell?  ¡Cero Nobel!... ¿Por qué? ¡Adivina!... ¡O si no pregúntale a Noam Chomsky! Y mientras este jugador decía que el malvado MVLlosa, con certeza futuro Nobel, se oponía a la inminente atribución máxima, que recibiré en nombre del poeta Manuel Scorza, Isa, siempre encantadora, siempre de buen humor, siempre sonriente, me sirve un vaso de Campari repleto de hielo picado, un chorrito de jugo de naranja natura, y ya. Saca en un platito las muy deliciosas olives cassées de Provence, rebana finas lonjas de salchichón, saca el pan… Yo hablo y hablo de los genios literarios del Caimán, y eso sin hablar de los músicos geniales, y eso sin hablar de los atletas etc etc  A mí me gusta mucho Zoe Valdéz, dice, a mi también me encanta la soez Valdéz, digo… Isa, que hoy hace dieta, me prepara un super filete de 250 gramos por lo menos, que todavía degusto, la delicia sigue explotando en las estrías de mi paladar, deslizándose suave por la lengua, sigue cayendo al infinito del estómago, una perfección perfecta, tostado por fuera, sal de Camarga, yerbas provenzales, marroncito en el medio, rosado al centro, y me sirve un Côtes-du-Rhône en copa de cristal, todo esto cuento lo sigo viedo, amigos, porque entonces estaba rayado y era clochard… ¡Salud por el Caimán! digo exaltado, y brindamos, ella con agua, pero también en copa maravilla, campanazo de vidrio que sigo oyendo… Papas fritas… Ensalada de lechuga con rodajas de tomate y láminas de cebolla Roskoff, vinagre, aceite de oliva, ajo, y de postre un copón de helado de ron con pasas, parecido a los helados inmortales de Baskin’s Robbins en el Cours Mirabeau… Yo sigo monologando en torno a los obstáculos que el Imperio pone para que no me den el Nobel. Isa, la sabia Isa, sólo me sigue la corriente, según ella me lo darán de todas maneras, antes del 2026. Y yo jode que jode con el comandante Fidel. Al despedirme, ella sonríe y, solapa, bien dobladitos, me baja cuatro billetones de cincuenta euros, cuídate mucho Miguelito, sigue diciendo, mil gracias, digo.

      Isa organizó cierta vez una super exposición de pintores cubanos en los suntuosos locales del Musée des Tapisseries. Invitó a Guillermo Cabrera Infante, pero el genio no tomaba trago y estaba muy enfermito, de modo que no vino… ¡Y yo que soy su super hincha no pude verlo en carne y hueso! ¡Uf! Logré soltar el hueso! Isa era un espíritu generoso y abierto a la totalidad artística… Sólo la risa, sólo el placer, sólo la amistad, sólo la salud, sólo la vida, sólo el amor…Lo demás son cojudeces… ¡Chau, bella Isa del Caimán! Arrivederci!

 

Aix-en-Provence, 6 de junio del 133. SIN VéRTEBRAS. CíRCULO D.M.