Foto: © Can Stock Photo / Tinnakorn.
Tímidas luces
marcaron el camino
cubierto de sombras,
confusión.
Una mirada compasiva
calmó el miedo por un instante.
Bajé la guardia,
derramé el aire,
pensé que estaba a salvo.
Me atrapó en una calle anónima.
Peleé contra una hiena,
cuerpo gigante,
garras que apresaban.
Luché como en la sabana africana.
Un golpe diestro.
Fauces salivadas detrás.
Corrí.
A escondidas,
raspé los besos no solicitados
de la cara,
de los brazos,
del cuello.
DEBAJO DE LA PLUMA. CíRCULO D.M.
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