Por Rómulo Meléndez.
Después de más cuatro décadas tengo contacto con la gente de mi colegio. Un colegio periférico de Lima, llamado José Maria Arguedas, más conocido como ‘el 60’.
Una amiga, ex-compañera de clase, Lala, me envió una foto de su blusa de colegio pintada y cubierta de escritos. Esta es una tradición para la gente que se convierte en ‘promoción’.
Lo curioso es que ella ha mantenido intacta la blusa, pero no sólo eso, también conserva un cuaderno especial dónde nos esmerábamos en escribir bien, anotando frases con buenas intenciones para el futuro.
Habían dos o tres alumnos, entre ellos Chávez Mallma, quien dibujaba y pintaba muy bien y se encargaba de hacer un gran dibujo en la espalda y el resto escribía alrededor. “Haga el amor y no la guerra’, ‘La imaginación es más grande que el conocimiento” y otras un poco más originales. Yo usé los apuntes de un primo que estudiaba en la Cantuta. El libro era de filosofía y dialéctica pero casi no se podía leer el contenido del libro pues estaba colmado de pensamientos y dibujos obscenos.
No recuerdo haber conversado con mis compañeros de qué seríamos en el futuro. Nosotros teníamos ya mucha suerte de poder terminar la secundaria.
Qué habrá pasado con mi camisa de promoción? No lo sé a ciencia cierta. Cuando me fui de casa, de comisión, a los dieciocho años, dejé mi habitación cerrada con candado. No duró por mucho tiempo cerrada porque un hermano mayor la destrozó de un puntapié, para poder descansar.
Mi habitación quedó abierta y toda mi ropa fue usada por la familia. Encontré mis zapatos con las suelas desgastadas, la ropa que quedaba, descolorida y mi camisa de promoción que estaba guardada en mi ropero ya no estaba, tampoco las fotos de mi amada.
Pero no dije nada al volver a casa, pues estaba feliz de aún estar vivo. CAVILACIONES. CíRCULO D.M.
Mi habitación quedó abierta y toda mi ropa fue usada por la familia. Encontré mis zapatos con las suelas desgastadas, la ropa que quedaba, descolorida y mi camisa de promoción que estaba guardada en mi ropero ya no estaba, tampoco las fotos de mi amada.
Pero no dije nada al volver a casa, pues estaba feliz de aún estar vivo. CAVILACIONES. CíRCULO D.M.
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