20161105

Paraíso de Alcatraz



¡Histórico acontecimiento, amigos! Empujado por los vientos insospechables de la maestra vida, debí volver al paraíso de Alcatraz, donde hace dos años y algo más, fui capataz. Al poco tiempo, luego de trámites ajenos a mí, esta vez fui nombrado Marqués por los más altos dignatarios de la administración y de las funciones educativas. Otra vez aceptaron mi proyecto literario, de modo que por el momento de aquí no me saca nadie. Nuestro gran dominio consta de 150 hectáreas, disculparán la pequeñez. Está ubicado en pleno bosque a 17 kilómetros de la Ciudad de las Fuentes. Así es. Entre viñedos santos y dos castillos aurorales –Castillo Prado Bello, Castillo Barba Bella– se encuentra el paraíso de Alcatraz, sí, con mágicos campos de romero, tomillo, laurel. Tierra marrón, luego roja; viñedos dorados, rojos, aquí, entre Aix y Rognes, yendo hacia la sensual Roque d’Anthéron, con vista al Luberón y al Monte Ventoux. Ayer nomás trabajé acariciando tomillo fragante, antes de colocarlo –amoroso de Natura– en ligeras cajas amarillas de madera, los pies de simio erudito bien plantados en la tierra, y el cielo también de santa madera. Ayer nomás interpelé a la luz, luz, le dije, luz traviesa, despeinada, que subes lamiendo las torres de la tarde, que vas caminando por el bulevar de la tarde y lo iluminas con culebras de oro, ¿por qué no inventas una tigresa, aquí en Alcatraz, aquí en el Dominio de la Trévaresse? Ayer nomás fui en bicicleta por el camino de Rognes: viñedos del cielo. Camino de Rognes: paz, silencio, duelo de amores… ¡República Independiente de Alcatraz! ¡Dominio de la Colina Trévaresse! ¡Colina con huesos de piedra provenzal! ¡Y los cuerpos! Aquí respiran los cuerpos. Aquí. En los árboles y en los campos divinos. Aquí respiran los cuerpos de los animalitos divinos: conejos y liebres, topos y erizos, ratas y ratones, búhos y lechuzas, palomas y faisanes, perdices y cuervos, patos y golondrinas, gallos y gallinas, venados, cabritos, jabalíes, ardillas, ranas, sapos y gatos. Hay escorpiones magníficos. Hay también maravillosos murciélagos. Sólo faltan salamandras y víboras, porque culebras hay. Las ranas son de color verde oscuro. Los señores sapos,pardos, grises. Ayer nomás vi uno que, entre tonalidades medio lilas, medio grises, parecía pensativo. “¡Muy buenas tardes, mi estimado Marqués!” “¡Muy buenas tardes, mi estimado Señor Sapo! ¡Me voy a París otra vez!” “Felicitaciones! Avísele a sus amigos, mi estimado Marqués!” ¡Así es, amigos! ¡Rumbo a Lutecia otra vez! ¡Actividades culturales diversas! El Conde de Montecristo me ha invitado a su castillo, allá en La Courneuve, pero le agradecí y le dije que no, Conde, otra vez será, ¡tu castillo es un iglú! ¡Y tu calefacción una frazada de gatas! ¡Y además tú ya no chupas! ¡Gracielas de todas maneras!... ¡Así es, amigos y amigas en general! ¡Así es, amigos y amigas poetas! ¡Vayan matando los chanchos y afinando las gargantas, allá en Lutecia! ¡Vayan organizando fiestas y banquetes! ¡Llego salvo cataclismo el lunes siete! ¡Un salucito por eso! SIN VéRTEBRAS. CíRCULO D.M.