autor: Cucuyo Farfán.
Pertenezco a
la generación que creció sin internet, ni correo electrónico, sin chat, sin
celular y completamente sin amigos
virtuales.
Recorriendo
hoy con mi bici oxidada por callejuelas de esta ciudad que me hospeda mas de veinte
años, pasé por el antiguo edificio, de
la ahora, moribunda oficina de correos.
Definitivamente
pertenezco a aquella generación que después de mucho tiempo volvía a su tierra
para encontrarse con familiares, amigos, a sentirlos y gozarlos en vivo y en directo.
Era allí cuando
nos golpeaba el correr de los años, viendo tantas caras irreconocibles de
aquellos niños que dejaron de serlo y otros curtidos y ajados por el tiempo.
Llegábamos
como un ekeko, cargados de regalos, novedades y los últimos accesorios que
causaban tanta alegria y curiosidad. Contábamos relatos y anécdotas de otro mundo lejano, sólo imaginable para
algunos románticos y extraño e inverosímil para otros.
Recuerdo
aquellas cartas, tan esperadas y ansiadas que aumentaban nuestra exasperación
cuando se perdian en el laberinto postal. A menudo venían acompañadas de fotos
borrosas, muy claras o muy obscuras, y
siempre mal tomadas. Todos esos recuerdos guardados y atesorados en una caja
que con el correr de los años se empolvaban o se perdían.
Aún recuerdo
la emoción que me inundaba al entrar a una cabina telefónica dónde expendería
una pequena fortuna a cambio de unos minutos de felicidad.
En cambio si
ahora extraño algo ó alguien? pues una llamadita
o video chat y gratis.
Ya no grito 'vengan almorzar', envío un app. Veo
seguido tv en mi canal de sabor nacional.
osea, el
mundo al alcance de mis dedos señores, pero
extraño.
Si, extraño
gritar en un teléfono de bakelita para
que me escuchen mal, con interferencia y también escucharles tan lejos,
inalcanzables, si, extraño esas horribles fotos, asi como extraño el olor de un
guiso que escapa por alguna ventana seguido de un vociferante ‘vengan a almorzar’.
Extraño a la
madrugada oir una fiesta bullanguera y
una sirena que se pierde en la lejanía.
Si, extraño
mi país que lentamente se volvío extraño pero no lejano, extraño mis amigos
reales y tocables,
Empezaré
nuevamente a recordar, pero con una memoria nueva con megagigas y luego alojaré
mis recuerdos no en una caja de zapatos sino en una nube digital. SIN VéRTEBRAS. CíRCULO D.M.
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