20150328

PAULA ISOLA LEE A NORMA B. DEMARíA

La escritora Paula Isola, lee un poema de la poeta argentina Norma B. Demaría, durante la celebración del “1 RECITAL POéTICO SOLIDARIO INTERNACIONAL” Bajo el lema: “¿Verso, qué traes? Esperanza. “, en La Cantina Argentina de Ámsterdam. 
Norma Demaría es una escritora de Eduardo Castex, La Pampa, que ha coordinado para Argentina y América, este Recital. Escribe desde muy temprana edad y su dedicada labor ha merecido notorios premios internacionales en su país y en el extranjero (Italia, Canadá, México, Francia y USA) y sus obras fueron traducidas a diversos idiomas. Preside la SADE (Sociedad Argentina de Escritores) Seccional Eduardo Castex. Es Corresponsal para Latinoamérica de “Alba de América” del ILYCH (California. USA). Colaboradora literaria de Lo Spazio Art y Literature by Luigi Muccitelli Editions (Fondi-Italia) Sus notas, también se publican en La Cittá di Fondi (Comunità Virtuale Fondana) Es expositora de Poemas Póster para el Registro Creativo de la ACH (Canadá) e integra el Taller de escritura de La Escuela Internacional de Poesía GRUPO CERO de Madrid. El poema que lee Paula Isola, se llama “Rozando estrellas” y es una obra que la escritora Norma Demaría escribió para su hija Ayalén, publicado en la Antología “Río de letras” del Certamen Internacional “Primavera Cultural Arbo” , por el Municipio de Arbo, Pontevedra, España. SIN VéRTEBRAS. CíRCULO D.M.



Rozando estrellas.

Te asombran mi sendero y la manera
de acariciar temblores con palabras.
Cómo sobrevivo a la intemperie
y con la piel desnuda, en llamaradas,
me levanto a la altura de tus sueños
para rozar estrellas con el alma.
Y en el espacio más indómito del símbolo 
- esa orilla secreta y transparente,
que no acude fácilmente a develarse-
arranco a mano abierta, a puro pecho,
el perfume o la palabra con que digo
la bellísima inquietud de tu mirada.

Si re-nombro tu mesa, ella es de pronto,
 un inmenso mar abierto con veleros.
Y el instante - donde siempre, es para siempre-
es el tiempo de luz donde te encuentro.
Las verdes vigas de tu nido-casa,
los fuertes brazos o las verdes ramas,
de la copa de un árbol donde abrigas
tus rostros anhelados. Tus voces más queridas.
Y dos sonrisas blancas, redondas como lámparas.

Amapola azul, durazno claro,
eres tú quien me invita... me convida,
al vértice ancestral de este remanso.
Porque traes el sabor desde otro espacio,
el color, y el perfume del milagro.

Tambien lei "Todos los hombres. Todos los pájaros" de la misma autora. Lo elegi para cerrar el recital por su mensaje de paz. El video está un poco accidentado. Te lo transcribo por si también lo quieres pubicar.

Todos los hombres. Todos los pájaros.

“¿Qué significa “elegir” la palabra en lugar de la muerte?
 ¿Cómo es posible una sociedad humana?”.                                            
                                                                    Moustapha Safouan.

A veces, un oro incendiado de naranja brillante
se inflama lentamente detrás del mar dormido,
a la hora exacta en que enciende sus altares
la voz de la metralla
de aquellos que pretenden al Hombre de rodillas. 
Y la blanca luna muerta que tiene las ojeras más grandes de este siglo,
sigue llorando inmóvil, los grittos inocentes,
con una lágrima enorme, terriblemente blanca, terriblemente injusta
como un pájaro herido
.Es un instante inmenso… -barbarie y salvajismo- 
sin preludios, ni aviso… -la palabra interdicta, amarrada al vacío-… 
Y una puerta imposible como un ojo siniestro, 
se abre a la locura y se traga la vida.

No obstante, hay otros hombres –la inmensa mayoría-  
que siembran las palabras. Y les ponen alas, para celebrar los trinos:  
-la PAZ es un ave que vuela a gran altura y lleva para todas las voces de la tierra
un árbol clamoroso... ¡repleto de nidos!-
Y habrá otro mañana y aún otro cielo. Y ese será el cielo, el cielo de mis hijos:
la Razón y el Hombre. El Árbol. Y la Vida.
Y para aquellos que no quieran comprender la parábola,
entender que El Hombre es el gran motivo,
a la altura aterida de la rama quemada
- si es que logran quemarla-
habrá, para sus manos, una flor marchita... por cada nido herido.