20120327

KOEKJE ERBIJ




Por: Silvia Titus

Cuando recién vine a vivir a Holanda,  vivía en Alkmaar porque mi novio había encontrado un trabajo ahí.  Tuvimos la fortuna de que el mejor amigo de él también vivía en Alkmaar.  El se llama Bas.  Ya habíamos comido en casa de Bas en dos ocasiones asi que cuando él nos invitó a su cumpleaños yo estaba muy entusiasmada.

Como sabemos en Latinoamérica un cumpleaños es palabra mayor.  Se juntan muchos miembros de la familia y/o amigos y alguien se encarga de la comida que es para todo un ejército.  Bebidas ilimitadas.  Hay cerveza, ron, vodka, etc.  Si hace un buen día entonces se hace un churrasco (barbacoa, parrillada) en la cual se cocina la mejor carne que hay (que se prepara o adoba desde un día anterior) y se acompaña con lo tradicional de cada país.  La comida normalmente sobra y la bebida falta.  Siempre hay música (reguetón, salsa, merengue)  y todos terminan bailando, cantando y divirtiéndose mucho.

Así fue como me imaginé que iba a ser el cumpleaños de Bas.  Estaba contenta de poder tener la oportunidad de conocer a los amigos de Bas y a lo mejor entablar amistad con ellos también.  

La reunión estaba programada para un domingo por la tarde.  Yo me vestí con ropa de fiesta pensando que iba a ser una reunión grande.  Cuando llegamos a la casa de Bas habían como 15 personas sentadas en círculo de todas las edades.  En seguida me di cuenta que yo iba vestida inadecuadamente ya que todos estaban vestidos formalmente o en jeans, pero no en vestido de fiesta.  

Cada persona que entraba le daba tres besos a Bas y le decía: “Gefeliciteerd met jou verjaardag”  (Felicitaciones por tu cumpleaños).  Los papás de Bas también se encontraban en el lugar y me llamó la atención que ellos también recibían tres besos y a ellos les decían también:  “Gefeliciteerd” (Felicidades).  

Le pregunté a mi novio por qué la gente hacia eso y me dijo que era porque en Holanda acostumbraban también a felicitar a los familiares de la persona.  Me pareció un dato interesante.

Buscamos dos sillas en el círculo y nos sentamos.  Mi novio rápidamente entabló conversación con la persona sentada a la par de él mientras que yo miraba a los demás y ellos me veían a mí, de pies a cabeza y sonreian mientras lo hacían.  Me fije que no había nada de música y esperé el momento a que la pusieran.  Nunca llegó.

En un momento la mamá de Bas me preguntó qué quería beber, si café o té.  Eso fue lo primero que me impactó.  ¿Café o té?  ¿Dónde está el ron?  ¿Dónde está la cerveza?  Pensé que a lo mejor en Holanda acostumbraban a empezar con un café o té para luego servir la bebida alcohólica.  Poco tardé en darme cuenta que me había equivocado.

Pedí un café y la mamá de Bas le preguntó a todos los que habíamos entrado de último.  A los pocos minutos traía una bandeja con los cafés y tés pedidos.  Mientras nos tomábamos el café y té sucedió algo que me traumó para siempre:

En Latinoamérica cuando te ofrecen algo te dan demás.   Si tu pides poco, te dan mucho.  Si tu pides mucho, te dan mucho más.  Si terminaste, te ofrecen otro plato y te lo vuelven a servir exageradamente.  

En cambio en Holanda no es así, en especial en una reunión de cumpleaños en la que sirven café o té.   La mamá de Bas pasó con un bote lleno de galletas y preguntaba a cada persona  Koekje erbij?  (¿Quieres una galleta con el café o té?).  Cada persona decía “Ja, lekker!” (gracias, que rico!) O nee, dankuwel (no, muchas gracias).

Cuando me tocó mi turno ya había aprendido como decirlo y contesté: “Ja, lekker!” y cogí tres galletas.   En ese momento todos dejaron de hablar y se me quedaron viendo.  Mi novio me vió con cara de desaprobación y yo no tenía ni idea que había hecho malo.  La mamá de Bas, sin saber que hacer, me sonrió nerviosamente y siguió ofreciendo las galletas a los demás.

Yo no supe que fue lo que hice de malo y no era el momento de averiguarlo.  Siguió la tarde con una tarta, luego más café y luego la gente se empezó a ir después de una hora o dos.

Nosotros nos fuimos también y yo me fui decepcionada de la “fiesta de cumpleaños”.  Cuando subimos al carro le pregunté a mi novio:  “Oye que pasó haya adentro cuando tomé las galletas?”  Así que el me explicó que normalmente uno toma solo una galleta y nada más.  ¿Una?  ¿Cómo es posible que solo una galleta?  

Es la cultura y tradición de los holandeses y es visto como mala educación tomar más de una. Como dijo la misma Princesa Máxima en su discurso sobre la identidad holandesa (2007):  “Nederland is één koekje bij de koffie” (Holanda es una galleta con el café).

Así que después de esa experiencia tan traumática por tomar unas galletas de más, procuro tomar solo una y comportarme de la mejor manera en un cumpleaños mientras me imagino como se miraría la mamá de mi amigo bailando el reguetón, con varios rones encima. CAVILACIONES. CíRCULO D.M.