Por: Adelina Reyes
Salí a dar un paseo por las orillas de Ámsterdam, cerca de mi casa, al día siguiente de que nevara. El sol brillante iluminaba la blancura de la nieve, siempre me ha fascinado y me seguirá fascinando el panorama que se genera despúes de cada nevada, sobre todo cuando los rayos del sol asoman por el horizonte dando un tono fantástico a lo que te rodea, es como si pudieras sólo en esos momentos apreciar la limpieza y la pureza de la ciudad, que aunque parece muerta, sólo esta dormida, esperando pronto despertar de su prolongado letargo, es como si toda la "suciedad " quedara redimida bajo esa suave capa blanca, que le otorga el perdón y la purifica.
Mis pasos continúan por el estrecho sendero, me detengo y observo un robusto árbol a mi lado y aún me emociona ver las blancas ramas entumecidas por minúsculas partículas de cristales de hielo, perfectamente simétricas, que cubre su delicada piel desnuda y dejan escapar pequeňos destellos de luz solar, e inmersas también en su letargo, esperan pacientemente el entrañable calor de primavera, para una vez más completar un nuevo ciclo de vida natural. CáMARA FRIGORíFICA. CíRCULO D.M.
Muy buen video Adelina.
Saludos cordiales,
Silvia
Qué lindo leerte Adelina. Casi casi me sentí caminando contigo.. lindo el video.