20110406

ENTREVISTA A MUJEREZ



Por: Mario Bamba


“Hablar de verdad del flamenco es dificilísimo”, dice Juana la del Pipa. Ella es una de las tres voces principales del espectáculo de cante flamenco Mujerez, que se presentó este domingo en el Tropentheater de Amsterdam. Es curioso que sea precisamente ella, que lleva cantando y bailando prácticamente desde que nació, la que se muestre tan prudente al hablar de su arte. Pero no es la única. Las otras dos cantaoras que forman Mujerez, Tomasa la Macanita y Dolores Agujetas, figuras consagradas del panorama del cante jondo, muestran el mismo respeto que Juana la del Pipa ante el flamenco.
El propio título del espectáculo nos da una pista de los puntos que tienen en común estas tres artistas: son mujeres y vienen de Jérez, ciudad ubicada en el sur de España, cuna de grandes figuras de la historia del flamenco. Sin embargo, por encima de estas coincidencias casi circunstanciales, el elemento que realmente las une no es tan evidente, aunque es la esencia que dota de coherencia interna tanto a Mujerez como a sus propias vidas. Para Juana, Dolores y Tomasa, el flamenco (no a todas les gusta llamarlo así, “los flamencos están en el Coto de Doñana”, dice Macanita) no sólo es una parte de sus vidas; para ellas, el cante jondo es el pilar que sostiene y explica su existencia.
Las protagonistas de Mujerez forman parte de una generación de artistas en peligro de extinción que ha nacido, crecido y entendido la vida rodeadas de tradición flamenca. Ellas conciben su arte como una manera catártica (quizá la única) de ponerse en contacto con la realidad en la que viven, una suerte de comunión ritual con familia y amigos, un camino para expresar los dolores que encogen el alma humana, y la voz con la que se expresa un pueblo, el gitano, ignorado durante siglos. Las tres Mujerez, como gitanas, jerezanas y flamencas, saben de lo que hablan, porque lo hacen desde la experiencia, desde lo vivido. Y es precisamente el haberlo conocido desde dentro lo que hace que sientan tanto respeto por el cante, y entiendan lo complejo que resulta especular sobre él. Por ello, no vamos a ser tampoco nosotros los que les llevemos la contraria.
La autenticidad que respiran las jerezanas es la que buscaba la entidad que ha financiado este proyecto, la caja de ahorros vasca BBK, al grabar el disco que lleva el mismo nombre del espectáculo, y a raíz del cual surgió éste. Mujerez se grabó en 2009 y es el segundo álbum que organiza la caja de ahorros para dar voz al talento que alberga la gaditana ciudad de Jerez (en el primero sólo había hombres, porque eran los únicos que cumplían los requisitos de nuevos talentos de la BBK). En Mujerez se apostó por una pureza casi ausente en las producciones de flamenco actuales. “Apostaron por ustedes, y les salió bien”, dice Luisa Terremoto, que forma parte del elenco del espectáculo y es descendiente de una importante familia en el mundo flamenco. Este CD registra una única sesión de grabación en la que se recoge el ambiente familiar, cotidiano, casi ritual, que podría tener una sobremesa festiva en cualquier casa gitana (pero con mucho, mucho talento, eso sí). A raíz del éxito del disco se planteó el espectáculo que ya cuenta con varias citas internacionales, incluyendo, por supuesto, ésta de Amsterdam.
Lo que vemos sobre las tablas es precisamente la sinceridad, la pureza y la desnudez que defienden sus protagonistas. Tres grandes cantaoras, en la primera parte por separado, en la segunda juntas sobre el escenario; dos guitarras espectaculares; cuatro acompañantes, dos hombres y dos mujeres. Nada de cajones, castañuelas o vestidos de lunares. Nada de taconeos ensayados hasta la perfección. Y tampoco nada de modificaciones digitales de las voces, sino mucho sentimiento, mucha honestidad y mucha sensación de realidad. Tanto que un público mayoritariamente holandés terminó zapateando el patio de butacas, enamorado, pidiendo unas gotas más del agridulce sabor jerezano que acababa de disfrutar. A pesar de lo que acababan de presenciar no tenía nada que ver con la imagen de flamenco que se exporta fuera de España, lleno de elementos que resulten atractivos para su comercialización. A cambio, sobre el escenario había habido una sesión de casi dos horas de “flamenco puro”, como ellas mismas lo describen. Y gracias a la transparencia con la que está concebido el espectáculo Mujerez, el espectador sale del concierto con una extraña sensación de esperanza de comunicación entre pueblos, o individuos, que parecía imposible a priori, pero que la música (pura) es capaz de conseguir.
Y es que la pureza encandila porque, aunque a veces sea desgarrada, nos obliga a enfrentarnos con la realidad, sin adornos ni falsas ficciones, como un espejo impoluto. Esto es precisamente lo que presenciaron los asistentes al espectáculo y lo que defienden Juana, Dolores y Tomasa a viva voz: que el auténtico flamenco no necesita de fusiones ni puestas en escena espectaculares para transmitir su mensaje; que, aunque sea en un lengua incomprensible para muchos, el sentimiento sincero traspasa las fronteras plásticas que nos separan a unos de otros; y que tres mujeres gitanas son capaces de poner en pie un teatro entero a las tres de la tarde en la ciudad de Amsterdam, haciendo lo que saben hacer. Cantar. Y eso, no es algo que suceda todos los días. AL FONDO HAY SITIO. CíRCULO D.M.