20090227

phoenicoperus




No es tan trágico ser viejo. Lo bueno que te puede suceder es que transgrediendo la barrera de los cuarenta tienes cierto alivio económico. Eso sí, si que alguna vez empezaste a ahorrar, y no en un banco de Islandia pero un banco como aquel del jefe de Mary Poppins, un banco inglés fuerte y consolidado.
En todo caso te falta poco para fallecer. Qué se hace entonces con el dinero ahorrado?. Tuve diferentes opciones: comprar una casa en un país caliente, una casa de campo en algún pueblito holandés, un viaje alrededor del mundo.
Pero todo esto quedó en el espacio llamado sueño ó pesadilla. Con el dinero que me sobra haré construir un piso más en mi casa. 250 metros cuadrados es poco para los que venimos de lugares lejanos donde la tierra cuesta poco. En fin, mi casa será dentro de dos meses grande (en términos holandeses).

Sin embargo, ya empezaron las discusiones sobre que color será el baño y si las ventanas tienen que ser de madera o de material sintético y si en el piso nuevo haremos cinco en lugar de cuatro habitaciones. O quizás el baño no sea necesario, ya que ahora tenemos dos y la que limpia es ella, mi mujer y no yo. Bueno, bueno, bueno, no sé como reaccionar ante ésta actitud prepotente de mi mujer. Yo sólo digo: ya cariño lo que quieras, lo que te gusta me gusta, lo que quieres yo también quiero, pero en el fondo la estoy desgraciando con todas mis fuerzas. Lo único que quisiera, por que hay espacio hasta para los vecinos, es tener una habitación mía dónde sólo y únicamente estén mis cosas. Mi mujer e hijos tienen el territorio del hogar colonizado. No existe un lugar mío excepto el cuarto de los cachibaches, el cuarto más pequeño de la casa, donde está mi computadora pero también donde se tiende la ropa húmeda y donde se pone todo lo que no sirve.

Papeles apilados por doquier me acompañan y me siento bien pensando tener finalmente una habitación para mí mismo. No soy egoísta, como alguna vez me dijo un amigo. Necesito algunos metros cuadrados por qué me los he ganado con el sudor de mi frente (y de mis nalgas, por el tiempo que paso hablando con gente sobre como solucionar sus problemas).

Dentro de dos meses el piso estará listo y pagaremos más impuestos, más luz y tendremos menos sol en el jardín, pero podremos decir a nuestros amigo lejanos que cuando pasen por Ámsterdam pueden quedarse a dormir en nuestra casa. Esto fue escrito una noche de enero del 2009.

Ahora. En cinco minutos se esfumó dinero (mucho dinero), madera, discusiones, sueños e ilusiones incapaces de ser cubiertas por los seguros establecidos para ganar dinero de los consumidores, más no en sacar pecho por los damnificados. De lo que no puedo quejarme es la inmensa solidaridad de la gente que se encuentra a mi alrededor, vecinos, colegas y hasta de los que no había pensado que existían.

Para cojudos los bomberos reza un dicho popular, que a partir del miércoles 25 de febrero de 2009 no comparto más, es más aprecio el valor, sacrificio, velocidad y profesionalidad como actuaron aquel fatal día.

Pero todo ésto es secundario. Mi familia está intacta. Estamos juntos. Y aún, si es necesario, resucitaremos de entre las cenizas.


R. de López