20090227

arte poética


El miércoles algo se quebró en mí y enloquecí. El dolor me hizo beber toda la noche. Me habito la oscuridad y solo me acompaño a la distancia un cuervo. La lluvia caía sobre mi abrigo y la poesía no venía como otras veces a mi auxilio. Presagie lo peor…
Acabe en un bar de Usera entre lumpenes rumanos y marroquíes que me miran no como poeta, sino como un suicida que no le tiene miedo a la muerte, porque ellos son los heraldos de la muerte.
Aquella madrugada casi inconsciente recordé un poema confuso, atormentado y hermético de un poeta que terminaba con un verso que decía en medio de ese caos de palabras: “Como no viene un dulce niña a abrazarme y se disuelva todo mi dolor”. Aquel poeta se vino a despedir una semana antes de morir. Me invito una copa. Hablamos poco. Nuestro silencio era un grito sordo. A los días me entere que se había quemado vivo…
Aquel miércoles escuche tu llanto y mi desamparo. Aquella noche me abrazo mi sombra y me abrazo la noche. No sé cómo pude llegar a casa.

He arrancado al dolor belleza
Y al crepúsculo dorado he pintado de tarde
Recorro solitario las bancas de esta ciudad
Buscando en una plaza oculta la voz del poema
La soledad no es nuestro destino.
Camino por el invierno de Europa
Arropado de silencios
Y metáforas rotas.

Ausente de palabras
Me repliego como un puerco espín
En mi pudor
Mis manos frías son el otoño
Que en diciembre sangran

"Déjame abuela
Reclinarme en tu regazo"

En esta noche donde el frió
Hace temblar las más firmes certezas
Me pregunto
¿Si al horror a lo desconocido nos hizo
Inventar el fuego?

Donde he de hallar la palabra perdida
Aquella que me oculta mi primera infancia
Me sumerjo en el abismo de una voz:

- "¿Que hacer cuando el abismo
te espera al cerrar los ojos y
las palabras se vacían de significados?

- Escribir poesía. Escribir Poesía

Llevo en mi espalda
El abismo de mi ser

No, no os equivoquéis mirarse dentro
No es danzar alrededor del dolor.

La soledad es una playa desierta
Que fabulamos para no aceptar nuestro vació

Mis pasos ahora son lentos
Y pausados como la garúa
Que cae leve en las aceras
El desierto también puede ser una calle solitaria
El humo del cigarro
No atenúa mi angustia
Ni el alcohol incesante que se impregna en mis venas
Lejos de mi patria escondo mis lágrimas
En un parque retirado
Donde me devora la nostalgia
Duele tanto no tenerte
Que niego mis lágrimas
Y respirar me cuesta ahora
Tanto en estos momentos

Escribir sin retórica es lo que deseo
En estos momentos
Desnudar mi tristeza sin inútiles máscaras

Caen de los sauces hojas
Como caen de mis cabellos
Mis primeras canas

Noche es ahora el alma mía
Impregnada de sagrado silencio

Para escuchar a mí ser
Me he alejado de las calles
Y he dejado el temor
Para recluirme en mí llanto
Ausente tu cuerpo
Con mis torpes palabras – poesía-
He intentado abrazarte como se abraza la noche

Pues, cuando el sonido desaparece
Y el matiz se extingue
Aparece el poema

Solo en el amor
No nos sentimos solos.


Leo Zelada