C. de Seda.

 

Nuevo aporte de Oscar Darío Velásquez Lugo. C. de Seda.

Desde su calurosa guarida escarposa
Abrió las cortinas aterciopeladas para que la luz le adorara
Asomose al balcón la muy apasionada y descarada,
El palacio puesto a sus deseos estaba
Un oceano al frente, cielo nocturno fugado de estrellas,
Sus ojos intermitentes en el horizonte parpadeaban,
Del cuello fino colgaba la esmeralda que a ella adornaba
Flamboyante, marmolea su piel, su vientre una fragancia feromónica, enloquecedora destilaba 
Recordó cada aullido, como loba virgen cuanto amaba
De noche inquieta y en el día alebrestada
La doncella amante en un castillo encerrada se encontraba
Allí en las alturas, entre cumbres lejanas un halcón celoso como gallinazo  revoloteaba.
En viajeros y principillos morbo generaba
Furia y deseo, rebelión de aquel que por la villa paseaba. 
Sus labios inmaculados, un manjar de la guayaba
Dos pétalos rosados de vigor, brillaban como eterna primavera
Encarnaban el poder divino, amor y diosa.
Camino imperfecto a la muerte digna, a la invisible dicha.
Bastaba con sentirla, tenerla palpada para reflejarse en su mirada prófuga.
La doncella la mente en los muros vencidos divagaba en otras horas
Y ella, quién diría, solamente a su amante en secreto adoraba
Plátonica, dilatada, vivaz mente dibujaba el cefalo que tanto añoraba
Aquel denso rio, tibias las mantas, la más cruel de las hogueras apagaba.
Bajo la seda, infiel a toda ley y decreto, sus senos mostrosa en el pasillo aireaba. 
Mientras sus entrañas convulsionantes, ardorosas de miel, sobresaltado su clitoris aguardaba.
Entonces  la doncella fertil al salón a brinquitos regresaba sonriente, escurridiza.
Recodando besos ombligueros sonrojada y de su volátil amante apasionada. CAVILACIONES. CíRCULO D.M.

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